La denominada «Iniciativa Cerebro» involucra a neurocientíficos, investigadores de nuevos materiales, ingenieros, médicos… Juntos trazarán el mapa de la actividad cerebral humana
Para empezar, serán $100 millones: con este capital para 2014 arrancará el proyecto de investigación científica más ambicioso auspiciado por el Gobierno de Estados Unidos desde la elaboración del mapa del genoma humano (ver recuadro). Su nombre: «Brain Iniciative» («Iniciativa Cerebro»). Su objetivo: elaborar, en un nivel de detalle sin precedentes, el mapa de las funciones cerebrales. Su plazo: una década. El presidente Barack Obama en persona lo presentó ayer en una conferencia de prensa en la Casa Blanca como quien presenta un sueño (ver nota inferior).
El proyecto contará con el apoyo de decenas de neurólogos interesados en obtener mayores conocimientos sobre la percepción, las acciones y, en última instancia, la conciencia.
Pero esta es una investigación multidisciplinaria. Un gran componente de la «Iniciativa Cerebro» tiene que ver con el desarrollo de nuevas tecnologías y nuevos materiales que pueden convertirse en esenciales para la comprensión de enfermedades como el Alzheimer y el Parkinson, así como piezas clave en el proceso de búsqueda de nuevos tratamientos para una variedad de enfermedades mentales.
Además, el proyecto tiene el potencial de allanar el camino para los avances en inteligencia artificial.
El punto de partida son las nuevas tecnologías que han permitido a los científicos aislar e identificar neuronas y que han dado lugar a numerosos proyectos de investigación cerebral en todo el mundo. Sin embargo, el órgano más complejo del cuerpo humano sigue siendo uno de los mayores misterios científicos.
Integrado por alrededor de 100 000 millones de neuronas que envían señales eléctricas en respuesta a los estímulos externos, el cerebro humano es tan complejo que los científicos aún no han encontrado una manera de registrar la actividad de más de un pequeño número de neuronas a la vez. En la mayoría de los casos estas intervenciones se hacen con sondas que son demasiado invasivas para el cerebro.
Los nanotecnólogos y neurocientíficos de la «Iniciativa Cerebro» creen que ya están disponibles las tecnologías que harán posible observar y adquirir una comprensión más completa del cerebro sin intervenir demasiado en él.
Una posibilidad que reveló ayer The New York Times es construir un mapa completo del modelo de la actividad cerebral mediante la creación de flotas de máquinas que tengan el tamaño de una molécula y sean capaces de actuar como sensores de forma no invasiva para medir y almacenar la actividad del cerebro en el nivel celular. La propuesta prevé la utilización de ADN sintético como un mecanismo de almacenamiento para la actividad cerebral.
La «Iniciativa Cerebro» podría costar, en última instancia, miles de millones de dólares. Cuatro científicos y representantes de instituciones de investigación que habían participado en la planificación del proyecto dijeron a The New York Times que esperaban que el presupuesto del Gobierno Federal para el proyecto sea, con la aprobación del Congreso, de $300 millones al año, es decir: $3 000 millones para los próximos 10 años.
Tres agencias gubernamentales estarán involucradas: los Institutos Nacionales de Salud, la Defense Advanced Research Projects Agency y la Fundación Nacional de Ciencia. El grupo de trabajo a cargo ha sido descrito como un dream team. Lo encabezan Cori Bargmann, de la Universidad Rockefeller y William Newsome, de Stanford University.
Un antecedente exitoso: el genoma humano
El Proyecto Genoma Humano fue la anterior gran aventura científica en la que se embarcó el Gobierno de Estados Unidos como en un proyecto de interés nacional. Costó aproximadamente $3 800 millones. Su construcción se inició en 1990 y su objetivo, establecer el mapa del genoma humano completo, o la ubicación de todos los genes en el ADN humano, se alcanzó antes de lo previsto, en abril de 2003. Un estudio del Gobierno Federal sobre el impacto económico del proyecto indicó que los
$3 800 millones invertidos produjeron un retorno de $800 000 millones hasta 2010.
En realidad, el Proyecto Genoma se inició en 1984, cuando una docena de científicos genetistas habían empezado investigaciones independientes en esa dirección. El objetivo quizás no se habría logrado aún si no fuera por la idea de convertirlo en un proyecto de interés nacional. El mapa de la actividad cerebral puede seguir el mismo camino, aunque los científicos reconocen que el problema es más complejo.