Los salarios bajaron en 2011 en los países desarrollados pero aumentaron en los emergentes, especialmente de Asia y América Latina, según un informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) publicado el viernes en Ginebra.
En Asia, los salarios subieron ese año 5%, e igual tendencia al alza se registró en América Latina y Caribe (+2,2%), Africa (+2,1%) y en Europa central y Asia Central (+5,2% en ambos casos).
En cambio en Medio Oriente los sueldos cayeron 0,2%.
El documento explica que en 2004 se inició un fuerte ciclo de crecimiento económico en Latinoamérica, aunque en 2009 sufrió los efectos de la crisis económica mundial, que superaría en 2010, cuando su Producto Interior Bruto (PIB) repuntó.
La OIT estimó que las tendencias al alza en los salarios en América Latina y el Caribe «están fuertemente influidas por países como Brasil», donde el crecimiento salarial fue del 2,6 % el pasado año.
No obstante, mientras los salarios crecieron una media anual superior al 3 % entre 2004 y 2011 en países como Brasil, Perú o Uruguay, apenas aumentaron en México (en torno al 0,5 %) e incluso se redujeron algo más de un 1 % en Nicaragua y El Salvador.
El texto también indica que el número de trabajadores pobres en los países en desarrollo sigue siendo extremadamente alto y, según las últimas cifras de la OIT, cientos de millones de asalariados en el mundo en desarrollo ganan menos de 2 dólares al día.
Es el caso del 10 % de los trabajadores en Colombia, del 22 % en Nicaragua y del 16 % en Guatemala.
Aunque con porcentajes más bajos, esta misma situación también se repite en Perú, México y Panamá, donde el 9, el 5 y el 10 %, respectivamente, de la fuerza laboral gana menos de 2 dólares diarios.
Globalmente, incluyendo a todos los países, los salarios reales crecieron 1,2% en 2011, por debajo del 2,1 % alcanzado en 2010 o del 3 % en 2007.
Guy Ryder, director general de la OIT, también destacó que «los empleados reciben una parte más pequeña del pastel», ya que la parte de los salarios en el ingreso nacional ha disminuido.
Esta situación ha creado un «descontento popular y aumenta el riesgo de desórdenes sociales», añade la OIT, que denuncia asimismo «las remuneraciones exorbitantes que perciben algunos directivos de empresas».
Otro de los aspectos que aborda es el hecho de que en la última década, la productividad haya aumentado a un ritmo mayor que los salarios.
Esta tendencia ha generado un cambio en la distribución de los ingresos, lo cual significa que los trabajadores se están beneficiando menos de fruto de su trabajo, mientras que los propietarios del capital ganan más.
En las economías desarrolladas, la productividad laboral se incrementó más del doble que los salarios desde 1999 y, por ejemplo, en lugares como Estados Unidos, mientras que ésta aumentó un 85 % desde 1980, lo sueldos sólo crecieron un 35 %.
El informe advierte que los encargados de tomar decisiones políticas deberían tener cuidado de no promover la productividad a expensas de los trabajadores.