Investigadores de Naciones Unidas afirmaron que las fuerzas del gobierno de Siria han estado secuestrando a civiles y luego negando todo conocimiento de su existencia, en una campaña de terror a tal escala que podría interpretarse como un crimen contra la humanidad.
El informe señaló que miles de personas han desaparecido y la mayoría jamás vistas otras vez. Según la ONU, las primeras víctimas de los que llamó «desapariciones forzadas» fueron aquellas que participaron en protestas antigubernamentales pero que, ahora, hasta los doctores que atienden rebeldes heridos eran blanco del programa.