La muerte del poeta y premio Nobel chileno Pablo Neruda, ocurrida poco después de instalada la dictadura de Augusto Pinochet en 1973 era un caso cerrado en Chile, pero la Justicia exhumará el lunes su cadáver para intentar dilucidar si fue o no asesinado.
El cuerpo del poeta, enterrado en su casa del balneario de Isla Negra, en la costa central chilena, será exhumado el lunes alas 08H00 locales (11H00GMT), aunque los trabajos de remoción de la cripta se iniciarán el domingo, dijo el juez de la causa, Mario Carroza.
Peritos chilenos y extranjeros examinarán después los restos del Nobel de Literatura de 1971, para descartar o ratificar la denuncia de su exchofer y asistente personal, Manuel Araya, quien asegura que Neruda murió a las pocas horas que se le administró una sospechosa inyección en el pecho y no producto de un cáncer como se pensaba hasta ahora.
Araya, hoy de 65 años, denuncia hace décadas que Neruda fue asesinado por la naciente dictadura de Pinochet para evitar que viajara a México y desde allí comandara, como era su intención, la oposición.
Siendo apenas un veinteañero, el Partido Comunista -en el cual militaba Neruda- le confirió a Araya la seguridad del poeta.
«A Neruda lo asesinaron», afirma el exchofer a la AFP, relatando que en su ausencia Neruda fue inoculado con una misteriosa inyección en la Clínica Santa María de Santiago, donde fue internado por «seguridad» el 19 de septiembre.
Neruda finalmente muere la noche del 23 de septiembre de 1973, a horas de partir a México. Araya, fue entonces detenido y duramente golpeado.
Aunque por décadas había denunciado que fue un asesinado, recién en junio de 2011 y luego de que el testimonio de Araya trascendiera en la prensa extranjera, el Partido Comunista presentó la querella judicial.Las dudas que rondan el caso
Una serie de situaciones avalan la versión del crimen, según los querellantes.
«El testimonio de Manuel Araya abrió el camino, pero no es sólo lo que existe. Su declaración, contrastada con los medios de la época y lo que se ha podido investigar en el proceso; la falta de colaboración de la clínica Santa María; ciertos detalles muy sospechosos de qué ocurrió durante esos días y el testimonio de personas muy serias que estuvieron con Pablo, demuestran que estamos ante un camino real y cierto y es lo que llevó al juez a dictaminar la exhumación», explicó a la AFP, el abogado querellante Eduardo Contreras.
La versión oficial aceptada por su familia y la fundación que administra su obra, afirma que Neruda murió producto del agravamiento del cáncer de próstata.
«No existe evidencia alguna ni pruebas de ninguna naturaleza que indiquen que Pablo Neruda haya muerto por una causa distinta del cáncer avanzado que lo aquejaba», afirmó en un comunicado de 2011 la Fundación Pablo Neruda.
Su certificado de defunción, al que tuvo acceso la AFP, atribuye su muerte a una «caquexia cancerosa», derivada de un «cáncer de próstata con metástasis cancerosa».
Para llegar a esa condición, Neruda tendría que padecer una condición de extrema desnutrición, en las que apenas se está lúcido, de acuerdo a informes médicos.
Pero quienes lo vieron en sus últimos días afirman no haber notado gran diferencia respecto a su contextura normal.
El poeta «hacía su vida con absoluta normalidad. Visitaba amigos y recibía a otros en su casa», sostiene la querella judicial firmada por el abogado Contreras.
«Tenía cáncer pero controlado, como para 10 años más», dice por su parte Araya.
Un día antes de su muerte, el embajador mexicano Gonzalo Martínez lo visitó en la clínica: «No vi gran diferencia en él entre los primeros días que lo conocí y los últimos que lo visité en el hospital. Lo conocí ya como un hombre enfermo, pero no llegó a estar en los huesos ni catatónico», recordó el diplomático en una entrevista con la AFP en junio de 2011.
Una célebre fotografía del 12 julio de 1973, muestra a Neruda abrazado a Allende con su imagen robusta de siempre, sólo dos meses antes de morir.
Los diarios de la época atribuyeron su muerte a un infarto tras la inyección de un calmante, lo que concuerda en parte con el relato de Araya.
Otros datos abundan las dudas: nueve años después en la misma clínica murió el expresidente Eduardo Frei (1964-1970), que se proyectaba como férreo opositor a Pinochet.
Frei murió poco después de someterse a una operación de hernia debido a una septicemia, pero en base a exámenes posteriores se concluyó que murió por la introducción de «sustancias tóxicas no convencionales» que deterioraron su sistema inmunológico.
El mismo médico que estaba de turno el día en que murió Frei, Sergio Drappes, fue quien ordenó inocular a Neruda con un calmante, según el abogado Contreras.
La exhumación de Neruda intentará buscar restos de sustancias nocivas, toxinas o bacterias, para poder colegir o descartar que hubo participación de terceros en su muerte.
Pero «es posible que por el daño causado por el tiempo y el mar y lo que no se pueda averiguar o precisar, nunca lleguemos a saber si efectivamente llego o existir ese veneno», reconoció el abogado Contreras.
Aun así, agregó, «con todo lo que ha ocurrido en el proceso, tenemos la convicción, la certeza más absoluta de que Neruda no murió de muerte natural, sino que fue asesinado»