Pakistán intentaba este miércoles yugular la catástrofe humanitaria producida por las peores inundaciones en 80 años, que han matado a 1.500 personas y afectado a más de tres millones.
Las fuertes precipitaciones que azotan Pakistán desde la semana pasada han devastado pueblos y cultivos en el noroeste, una región ya de por sí castigada desde hace tres años por la rebelión de los talibanes y las ofensivas militares.
Según Nadeem Ahmad, presidente de la autoridad paquistaní de gestión de siniestros, la mitad de los damnificados se encuentra en el noroeste, y la otra mitad en la provincia central de Pendjab.
Según el gobierno de la provincia de Jiber Pajtunjua (noroeste), hasta ahora la más afectada, 1.500 personas habrían muerto en las inundaciones. Un responsable del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) puso la cifra de damnificados en 3,2 millones.
“Necesitamos de forma urgente ayuda en forma de alimentos, para prevenir una penuria”, dijo Amjad Jamal, portavoz del Programa Mundial de Alimentos (PMA) de Naciones Unidas.