El fundador de WikiLeaks, el australiano Julian Assange, podría seguir detenido en la Embajada ecuatoriana en Londres hasta al menos 2022, en un cada vez más complejo caso de asilo que le costaría al Reino Unido unos 62 millones de dólares y que podría tensar las relaciones diplomáticas con Ecuador.
Al cumplirse exactamente un año desde que Assange, de 41 años, ingresó a la sede diplomática el 19 de junio de 2012, el ministro de Exteriores británico, William Hague, informó a EL TELéGRAFO, a través de un comunicado, que Londres «tiene la obligación legal de extraditar al señor Assange a Suecia». Allí deberá enfrentar un interrogatorio por denuncias de abusos sexuales y la Policía británica cumplirá con ese pedido (de extradición)», indicó un categórico Hague en su mensaje.
Según el jefe del Foreign Office (Cancillería británica), aunque el Reino Unido «sigue comprometido a hallar una solución diplomática a la situación, también debe asegurarse de que las leyes británicas sean cumplidas».
Hague sostuvo además que Assange, quien recibió el estatus de asilado político el 16 de agosto pasado, podría permanecer en la Embajada ecuatoriana hasta 2022, cuando finalice el límite para su pedido de extradición.
Una fuente diplomática británica, que prefirió mantener su anonimato, dijo a EL TELéGRAFO que el gobierno de David Cameron «está cada vez más frustrado» con Ecuador por «no dar el brazo a torcer» en su posición «injustificada» sobre el fundador de WikiLeaks.
«Julian Assange dijo que está preparado para permanecer en la Embajada por cinco años. Pero las limitaciones de tiempo para su pedido de extradición se vencen en diez años, así que podría seguir detenido allí por otros nueve años», destacó la fuente de la Cancillería inglesa. «Ecuador no ha cambiado su posición ni un poco desde el día en que Assange ingresó a la sede diplomática», agregó.
Lo cierto es que los 12 meses que el australiano lleva en la Embajada de Ecuador han afectado su salud, aunque no su ánimo.
Desde que ingresó a la sede diplomática en el edificio de ladrillos de Hans Crescent, ubicado en el exclusivo barrio londinense de Knightsbrige, Scotland Yard ha destinado unos 17.220 dólares por día para mantener allí tres policías las 24 horas del día y evitar que el australiano escape del lugar.
Un policía suele hacer guardia en el hall de entrada de la Embajada, cerca del ascensor del edificio; otro se encuentra fuera, cerca de las escaleras de ingreso, y un tercero hace guardia en una escalera exterior desde donde puede ver la cama individual que usa el exreportero para dormir.
Periódicamente suelen acercarse grupos que apoyan la causa de Assange, algunos de ellos con pancartas y banderas, y que le gritan cánticos a su favor.
El fundador de WikiLeaks, que vive en una pequeña habitación en el segundo piso de la sede diplomática, pasa toda la noche surfeando en internet, prácticamente no ve la luz del día, ha perdido mucho peso y está pálido.
A pesar de las preocupaciones por su debilitada salud, en septiembre pasado reveló que aunque no puede abandonar la Embajada, intenta correr unos 8 kilómetros por día en una cinta automática que le regaló el director de cine británico Ken Loach.
Es visitado regularmente por un entrenador personal y trata de practicar el boxeo y la calistenia. Una lámpara solar es su único sustituto ante la imposibilidad de ver los rayos de sol.
La prensa británica estima que el activista nacido en Queensland tiene mucho tiempo libre en sus manos, pero él mantiene que trabaja unas 17 horas al día con WikiLeaks, el sitio que ha revelado cientos de miles de documentos diplomáticos y militares secretos norteamericanos. «Mi situación aquí ha sido físicamente muy difícil, pero los empleados de la Embajada han sido muy buenos y me apoyan, a pesar del ocasional entretenimiento fuera, ya sea gente cantando o policías haciendo ruido», declaró Assange este domingo, tras ser visitado en la Embajada por el canciller ecuatoriano, Ricardo Patiño.
El australiano, que contaría con una fortuna personal de unos 1,5 millones de dólares, según el diario inglés Daily Mail, sostuvo que el Gobierno de Ecuador le ha prometido seguir protegiéndolo. «(Patiño) y el Gobierno ecuatoriano están buscando activamente una solución a mi situación actual. Sigo inmensamente agradecido por el apoyo de Ricardo, del presidente Correa y del pueblo de Ecuador por el apoyo que me han dado en este último año», agregó.
Assange no abandonará voluntariamente la Embajada ecuatoriana porque teme que podría ser arrestado y extraditado a Suecia, para luego ser llevado a Estados Unidos donde cree que enfrentaría la pena de muerte por las filtraciones de WikiLeaks.
Su seguidora número uno, su madre Christine, se ha sumado a la campaña #Sun4Assange a través de Twitter, donde pide por la liberación y envío del australiano a Ecuador. La mujer también utiliza a diario el sitio de micro-blogging para defender a su hijo y cita al sitio web justice4assange.com.
«No permitamos que el gobierno del Reino Unido siga violando los derechos de Assange e ignore las implicaciones para su salud», escribió Christine previo a cumplirse un año desde que su hijo ingresó a la Embajada ecuatoriana.
Hoy se espera la llegada de un centenar de simpatizantes y fans de Assange frente a la Embajada ecuatoriana en Londres, quienes buscarán seguir brindándole apoyo a pesar de la reiterada negativa del Reino Unido para darle un salvoconducto que le permita llegar al Ecuador.