La pobreza en el mundo indígena del país ha bajado en diez puntos, aseguró hoy el presidente de la República, Rafael Correa, quien sostuvo, además, que los pueblos originarios han avanzado en estos cuatro años más que en los últimos cuarenta años. El mandatario lideró un acto ante miles de indígenas concentrados en el coliseo de este cantón, ubicado en la provincia de Chimborazo, en la sierra central del país.
Allí indicó que, pese a lo logrado hasta ahora, su sueño es ver al país sin miseria indígena. “Fui toda mi vida pobre, he trabajado con indígenas, y sueño es ver un país sin miseria, pero sobre todo sin miseria en el pueblo indígena”
“Lo vamos a acabar”, pero “no con odio, divisiones o violencia sino en paz y en democracia”, dijo en alusión a la intransigencia de la dirigencia de la Confederación de Nacionalidades Indígenas (Conaie) que se ha declarado enemiga del Gobierno y han cerrado toda posibilidad de diálogo. Dijo que se ha cometido una injusticia por siglos ya que ser indígena en el país es prácticamente sinónimo de nacer pobre y morir en la misma condición.
El Jefe de Estado reseñó las obras que el Gobierno ha ejecutado en beneficio de las poblaciones nativas de Ecuador como la construcción de carreteras y la rehabilitación integral del ferrocarril, con lo que se impulsa el turismo en las comunidades. En este contexto detalló la construcción de la vía Balbanera-Pallatanga, Riobamba-Zhud y la Guamote-Macas, importantes vías que unen localidades de la sierra central del país entre sí y con el oriente. El mandatario dio un mensaje en el que llamaba a los ciudadanos a dejar atrás viejos dogmas que no permiten impulsar el desarrollo.
“Bloqueemos dogmas y mitos, no podemos, somos corruptos, perezosos, ingobernables: sí podemos, somos capaces, no somos inferiores a ningún pueblo del mundo compañeros y tenemos un país extremadamente bello porque Dios ha sido muy generoso con los ecuatorianos”, destacó.
Dijo que su Gobierno no mide el desarrollo en función de qué tan bien están los que siempre estuvieron bien sino de cuán bien están los que siempre estuvieron mal.