A cada auto le toma en promedio entre 30 y 40 segundos entregar el tique o, de ser el caso, pagar el tiempo de parqueo al salir de Plaza Orellana. Ese tiempo puede en ocasiones duplicarse. En horas pico (a mediodía y al caer la tarde) la administración se ha visto obligada a dejar de cobrar el $ 1,50 que cuesta la hora con tal de desocupar cuanto antes el estacionamiento, de unas 60 plazas vehiculares. Todo con tal de que nuevos clientes tengan acceso a los locales.
El problema de cobrar en un estacionamiento pequeño como el de Plaza Orellana, en la Kennedy Norte, es el congestionamiento interno y externo que esto puede provocar. Así lo explica Alejandro Jijón, ingeniero comercial que administra esta vitrina comercial desde su entrada en funcionamiento, hace poco más de un año.
Un reto similar a una escala mayor enfrenta no muy lejos de allí el Policentro, cuyos directivos anunciaron en enero que desde este año comenzarían a cobrar por el uso de sus plazas de aparcamiento. Las dos primeras horas serán gratis, la tercera hora costará $ 1. Los sábados, domingos y feriados no se cobrará el parqueo.
El centro comercial contrató con la empresa Diebold del Ecuador la provisión e instalación de equipos. La construcción de las obras civiles y adecuaciones físicas requeridas las ejecutará la constructora Inmomariuxi. El plazo de entrega de las obras es el 30 de octubre.
«Con el propósito de que los clientes gocen de comodidad, confort y seguridad el sistema contratado es totalmente automático», dice el ingeniero Emilio Oneto, el administrador general del centro comercial. «No hay personas entregando tiques en las entradas o requiriéndolos en las salidas».
Para evitar el congestionamiento se ampliarán los carriles de acceso y salida (ver foto), en las avenidas Boloña, Arzube y Plaza Dañín. Los pagos se realizarán en 10 terminales instaladas «estratégicamente» en la bahía de 1001 parqueos. Cada propietario de local tendrá asignada una de las plazas.
Los valores recaudados servirán para amortizar los equipos, los sistemas adquiridos y las obras civiles, así como cubrir los costos operativos. «El objetivo es proveer de parqueo a los clientes que realmente visitan las tiendas del centro comercial», agrega Oneto.
En la actualidad el 30% de los sitios disponibles en el Policentro son usados por personas que no ingresan ni visitan las tiendas. El taxista Marlon Zurita, que trabaja a las afueras del centro comercial y quien culpa del problema al crecimiento del parque automotor, corrobora las cifras. «A veces la gente prefiere dejar el carro aquí y trasladarse al centro o a cualquier otro lugar en taxi».
Una situación similar llevó a los administradores de Plaza Orellana a imponer un costo al uso de sus plazas en marzo pasado, pues había personas que dejaban estacionados sus vehículos por más de cinco horas. Por el consumo en los locales los clientes obtienen una hora de cortesía. En la Orellana los valores recaudados por aparcamiento además de la seguridad van a un fondo comunal que reduce la alícuota a pagar por los locales o concesionarios.