La policía de Sao Paulo dispersó este lunes con gases lacrimógenos a manifestantes que apoyan la huelga del metro, en una nueva jornada de tránsito caótico a solo tres días de que esta megalópolis reciba la inauguración del Mundial.
La huelga de empleados del metro, en su quinto día, plantea una amenaza para el buen desarrollo del Mundial en esta ciudad de 20 millones de habitantes donde el jueves Brasil se enfrentará a Croacia en el partido inaugural del torneo.
Unos 61.000 hinchas asistirán al partido en el estadio Arena Corinthians, aún en obras, y mil millones de personas se instalarán frente a sus televisores para contemplar la ceremonia de apertura de la Copa del Mundo y al juego en todo el mundo.
Doce jefes de Estado y de gobierno, además del secretario general de la ONU Ban Ki-moon, confirmaron también su asistencia.
El metro de Sao Paulo transporta cada día a 4,5 millones de personas y es fundamental para llegar al estadio mundialista.
Los planes de transporte para la Copa corren riesgos a raíz de esta huelga en reclamo de mejoras salariales, que ha afectado a millones de pasajeros y provocado embotellamientos de más de 250 km.
El ministro de Deportes, Aldo Rebelo, confía en que la solución está cerca.
«La tendencia es que los huelguistas tengan en cuenta la decisión judicial [que declaró la huelga ilegal]. No conozco en Brasil una huelga que haya persistido contra una decisión de la justicia», dijo a un grupo de periodistas en Sao Paulo.
Los trabajadores están reunidos en asamblea para tomar una decisión.
Tras la llegada el domingo al país de grandes selecciones como Alemania y la actual campeona España, este lunes se aguarda el arribo de Estados Unidos, Ecuador, Francia, Argentina, Uruguay, Honduras y Costa Rica.
España concluyó este lunes su primer entrenamiento en Curitiba (sur), en el estado de Paraná, donde 77 ciudades han sido declaradas en estado de emergencia a raíz de fuertes lluvias e inundaciones que dejaron nueve muertos y tres desaparecidos en los últimos días.
Grandes inundaciones
Curitiba no corre gran riesgo, pero la TV Globo informó que 15.000 personas fueron afectadas por la inundación de sus hogares.
En el noreste del país, en Santo André, los alemanes recibieron la bienvenida de los indígenas de la tribu local de los Pataxós, que celebraron el 36º cumpleaños del delantero Miroslav Klose con su vestimenta tradicional -falda de paja, tocado de plumas y arcos sin flechas- que les fueron confiscadas por las fuerzas del orden.
En Sao Paulo, la capital económica del país, unos 150 manifestantes prendieron fuego en la mañana del lunes a montañas de basura para bloquear el tránsito en una avenida céntrica y fueron dispersadas por unos 25 policías que lanzaron gases lacrimógenos y bombas de estruendo.
Pero los manifestantes se reagruparon, muchos huelguistas se les sumaron, y varios centenares marcharon hacia la secretaría de Seguridad coreando «¡No habrá Copa, habrá huelga!».
La policía también lanzó una bomba de ruido contra un grupo de unos 70 trabajadores del metro en huelga que entraron a la estación Ana Rosa para convencer a supervisores de unirse a la paralización, dijo a la AFP el presidente del sindicato, Altino Melo dos Prazeres.
Habrá despidos
Sesenta funcionarios del metro que «fueron identificados en actos de vandalismo, de bloqueo físico, que incitaron a la población a saltar el molinete (del metro)» serán despedidos «por justa causa», anunció el secretario de Transportes de Sao Paulo, Jurandir Fernandes, a la radio Joven Pan.
El presidente del sindicato calificó los despidos de «inadmisibles» y dijo a la AFP que «aumentará la tensión. Creo que para la Copa y para la FIFA esto no será interesante».
¡Bienvenido!
El sindicato de empleados del metro insiste en mantener la huelga hasta conseguir un aumento salarial de 12,2%. La empresa estatal les ofrece un 8,7%.
La justicia declaró la huelga ilegal e impuso al sindicato una multa diaria de unos 227.000 dólares si los trabajadores no retoman sus labores.
En el frente de seguridad, la policía de Brasil anunció el lunes que impedirá la entrada de unos 2.100 hinchas argentinos considerados violentos y que tienen prohibido ingresar a los estadios en su país de origen.
Los hinchas violentos europeos no preocupan porque sus pasaportes han sido confiscados y no pueden viajar, precisó.