Las autoridades de la Universidad de Bacesehir otorgaron el doctorado Honoris Causa al presidente del Ecuador, Rafael Correa, en un acto desarrollado ante unos 400 estudiantes, docentes e invitados especiales.
La moderna universidad de Basecehir, ubicada al pie del mar de Marmara, fue inaugurada en septiembre de 1998, actualmente tiene 13 mil estudiantes, y tiene relaciones académicas e intercambios con centros educativos superiores en 74 países del mundo.
La doctora Oslem Kumrular, docente del centro de estudios, destacó al mandatario latinoamericano como un político valiente, valeroso y digno que ha cumplido con las demandas de su pueblo.
Resaltó que Correa aprendió la lengua autóctona de las etnias indígenas para poder comunicarse con ese colectivo social. El presidente ecuatoriano agradeció los elogios, pero precisó que es una persona como cualquiera al que la vida puso en un lugar tal vez más visible.
Recalcó que la libertad y la democracia se la ganan los propios pueblos. “Los pueblos no cambian por la iluminación de una persona, por un enviado, cambian por la voluntad de todos ellos y eso es lo que está pasando en Ecuador y en toda América Latina”.
Reveló que en ocasiones en que ha sentido miedo de enfrentar a los “inmensos poderes” lo ha controlado y ha cumplido con su deber a cualquier costo.
Por cerca de una hora y ante la atención del auditorio, Correa hizo una exposición académica sobre el proceso político que impulsa y subrayó que en Ecuador no su gobierno no es reformista porque lo que se lleva a cabo es una autentica revolución.
El Jefe de Estado se autocalificó como un académico en esencia, no un político tradicional. En este sentido explicó que existen contradicciones fundamentales e irreconciliables entre la visión académica y la política tradicional.
“Por ejemplo, en la academia firmar un trabajo que no sea nuestro es plagio; en la política, es ejecutividad. En la academia, faltar a la verdad es un pecado; en la política, decir la verdad es el pecado”, subrayó.
Sobre los medios de comunicación expuso que decir frases clichés es considerado políticamente correcto y consideró que se puede hacer regulación para tener una buena prensa que realmente respete la libertad de expresión de todos, que haga comunicación social y no política.
Agregó que decir que la prensa ha ocupado el espacio político de los grupos de poder derrotados en las urnas para hacer ilegitima y antidemocrática oposición, es prácticamente un suicidio. “En Ecuador lo hemos dicho y todavía seguimos vivos, pero obviamente son verdades que cuesta decirlo, pero no me puedo quitar la mala costumbre de académico y decir siempre la verdad de lo que pienso”.