El primer ministro británico, David Cameron, quiere nuevas medidas contra la inmigración procedente de algunos países de la Unión Europea.
Entre ellas, restringir el acceso de extranjeros a los subsidios estatales y deportar a los que no busquen trabajo. Esta propuesta generó la reacción del comisario de empleo de la UE, Laszlo Andor, quien en entrevista con la BBC, sostuvo que Reino Unido corría el riesgo de convertirse en el «país desagradable» del bloque.
El Comisario de Empleo, László Andor instó al gobierno británico a no fomentar la «histeria» y dijo que a los británicos no se les estaba diciendo «toda la verdad» sobre los beneficios de la inmigración.
En un artículo para el diario británico Financial Times, Cameron dijo que ha llegado el momento de negociar un nuevo acuerdo porque el actual se ha convertido en un disparador para grandes movimientos de población.
Cameron aseguró que hay una «profunda preocupación» en Reino Unido sobre cuántas personas pueden llegar de Rumania y Bulgaria cuando se levanten las restricciones en enero.
El primer ministro dijo que su país va a restringir el derecho de los migrantes extranjeros a reclamar beneficios y que quienes mendiguen o duerman en la calle serán expulsados del país.
Rumania y Bulgaria ingresaron en la UE en 2007 pero se acordó que su población tendría restringido el acceso al mercado laboral británico hasta 2014.
El centro de estudios MigrationWatch UK estima que 50.000 personas llegarán desde Bulgaria y Rumania al país en los próximos cinco años. La embajada búlgara en Londres asegura que la cifra será menor, y aproxima un número de 8.000.