La primera terminal aérea ecológica del mundo entró en completo funcionamiento esta semana en las islas Galápagos de Ecuador, considerado Patrimonio Natural de la Humanidad, informó hoy Ecogal, la empresa que administra el aeropuerto.
La terminal entró en funcionamiento parcial en diciembre pasado cuando sus acabados aún no estaban concluidos ya que para ello necesitaban material de la antigua terminal.
Una vez concluida la utilización de esos materiales, «el primer aeropuerto ecológico del mundo está listo y terminado», señala un comunicado de Aeropuerto Ecológico de Galápagos (Ecogal), una empresa de la Corporación América, un grupo de origen argentino, considerado uno de los mayores operadores aeroportuarios del mundo.
Una fuente de Ecogal dijo hoy que la nueva terminal se extiende sobre 6.000 metros cuadrados y en ella se invirtieron algo más de 24 millones de dólares.
En el nuevo complejo se da prioridad al uso de energía solar, la reutilización del agua y el aprovechamiento de los vientos, entre otras innovaciones ambientales apoyadas en la tecnología.
Según Ecogal, en la construcción del aeropuerto se tomó en cuenta el entorno ambiental y se buscó un bajo impacto sobre el ecosistema.
En diciembre pasado, el argentino Ezequiel Barrenechea, presidente de Ecogal y director para Latinoamérica y El Caribe de Corporación América, dijo que se trata del «primero y el único, por ahora, (aeropuerto) realmente ecológico y certificado Leed Gold».
Ello en referencia al sistema de certificación de edificios sostenibles desarrollado por el Consejo de la Construcción Verde de Estados Unidos.
Decidieron construirlo en Galápagos, a unos 1.000 kilómetros de las costas continentales de Ecuador, «porque es el mejor lugar para dar el ejemplo de que se puede y se debe construir en forma sustentable. Es Patrimonio Natural de la Humanidad e icono en cuanto a cuidado de la naturaleza se refiere», comentó entonces.
Según los constructores, la edificación sustentable apunta a lograr una mayor calidad ambiental con una mínima dependencia energética, apoyándose en la implementación de estrategias bioclimáticas de acondicionamiento natural y el uso de energías renovables.
Por ejemplo, la nueva terminal, de uso solo diurno, cuenta con colores claros en determinadas paredes en búsqueda de luminosidad, así como grandes ventanales para permitir el ingreso de luz natural y que ayudan, además, a la ventilación natural del recinto.
En los pocos espacios donde la brisa natural no es posible, se usan conductos de aire enterrado, con ventilación forzada.
El nuevo edificio está ubicado en dirección de los vientos predominantes para aprovechar «al máximo» la brisa del lugar, que permite bajar la temperatura promedio sin uso del aire acondicionado y permite regular con mayor control la cantidad de luz solar.
Asimismo, la nueva ubicación de la terminal asegura que los gases de las aeronaves estacionadas y en movimiento no ingresen en el edificio y disminuye el ruido percibido por los pasajeros.
El aeropuerto está en la isla Baltra, que no dispone de fuentes de agua dulce y donde el agua de lluvia es limitada.
Una planta de desalinización suministrará el agua para la terminal, donde se la usará en lavabos, mientras que se reciclará la de los inodoros.
Además, un sistema fotovoltaico abastece un 13 % de la demanda total de energía de la instalación y se busca que se eleve al 25 %.
El archipiélago de Galápagos debe su nombre a las grandes tortugas que lo habitan y es, desde 1978, Patrimonio Natural de la Humanidad designado por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).