El programa de desarme voluntario que se aplica en la ciudad de Bogotá ya refleja resultados positivos. En tan solo 43 días se evidencia una caída vertiginosa del delito. Por ejemplo, los índices de homicido han caído en un 46%, los de hurto a residencias en un 60% y los de delitos de extorsión en un 90%.
Según explicó el alcalde de Bogotá, Gustavo Petro, quien visita Quito, en su ciudad “se han desplomado todos los indicadores de inseguridad, por lo que indudablemente esta norma pasa la prueba en una ciudad donde las estadísticas hablan de 180 mil personas asesinadas por los grupos paramilitares en los últimos 20 años”
Esta decisión va contra la tesis de la autodefensa que promueve el paramilitarismo en Colombia, pues la Constitución colombiana garantiza que el Estado sea el depositario de la seguridad y no la ciudadanía, “por lo que nos llena de optimismo esta medida”, aseguró Petro.
En el caso de la ciudad de Quito, el alcalde Augusto Barrera señaló que coincide con la política de Bogotá y recordó que, a partir de octubre de 2011, las Fuerzas Armadas tienen la competencia privativa del control de armas de fuego, y la vigencia operativa de 10 brigadas de control de armas “logró que diciembre (mes lleno de festividades) sea un mes más pacífico en comparación a otros años».
Por ello, el burgomaestre de Quito insistió en que «con las modalidades específicas, desarmar a las sociedades es un elemento importante de seguridad”.
Estas declaraciones las emitieron en una rueda de prensa conjunta al finalizar la ceremonia de firma de convenios en cooperación, TICS y Patrimonio.