El próximo sábado 7 de mayo el presidente ecuatoriano, Rafael Correa, afrontará su séptimo proceso electoral, confiado en un nuevo triunfo. Los sondeos de opinión -cuya difusión estaba autorizada únicamente hasta la semana pasada, según la reglamentación del Consejo Nacional Electoral (CNE),- sustentan el optimismo del mandatario por los resutados de la Consulta Popular convocada a los ciudadanos.
La semana pasada durante una entrevista radial, Correa se mostró seguro de obtener un nuevo triunfo, aunque advirtió que la oposición se esfuerza por aumentar el voto negativo con el objetivo de hacerle daño al Gobierno. “Ya no se discute quién será el ganador, sino cuál será la diferencia”, dijo.
La Consulta busca obtener el respaldo de los ciudadanos para reformar el sistema de justicia, penalizar el enriquecimiento privado no justificado, limitar la participación accionaria de propietarios de instituciones bancarias y directivos de medios a su ámbito de acción, dictar una ley de comunicación que regule contenidos explícitamente violentos y sexuales y prohibir la muerte de animales en espectáculos violentos, entre otros temas de los diez plantados.
Correa, cuyos antecedentes políticos se remontan a su paso por el Ministerio de Economía en el gobierno del médico Alfredo Palacio en 2005, llegó a la segunda vuelta electoral junto al magnate bananero álvaro Noboa el 15 de octubre de 2006. El 26 de noviembre se impuso otra vez con el 56,67% de los votos válidos.
El 15 de abril de 2007, el 81,72% de los votantes aprobó la propuesta del economista graduado en la Universidad de Lovaina, Bélgica, para establecer una Asamblea Constituyente de plenos poderes para que redacte una nueva Constitución, una de sus promesas de campaña.
El 30 de septiembre del 2007 el movimiento político de Correa venció en las elecciones de asambleístas y obtuvo 80 escaños de 130.
La nueva Constitución fue aprobada por el 63,93% de los votos emitidos en el referendo el 28 de septiembre de 2008.
El 14 de junio de 2009, Correa participó en las elecciones generales para su primer mandato luego de la aprobación de la nueva Carta Magna, imponiéndose con el 51,9% de los sufragios.