El presidente de Ecuador, Rafael Correa, defendió este jueves que los países que preservan la naturaleza reciban compensaciones económicas de los países ricos, que son los principales responsables de las emisiones de gases contaminantes.
«Esa compensación serviría para pagar la deuda ecológica de los países ricos», afirmó el mandatario en su discurso en el segundo día de debates de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible Río+20, que concluye mañana en Río de Janeiro.
Correa citó como ejemplo de esa compensación la iniciativa ambiental Yasuní-ITT, con la que Ecuador pretende obtener fondos internacionales para desarrollar proyectos sostenibles a cambio de no explotar una gigantesca reserva petrolera que descubrió en la Amazonía.
La iniciativa, presentada en 2007, pretende dejar intactos unos yacimientos de petróleo con 846 millones de barriles para preservar unas 900.000 hectáreas de la Amazonía.
El mandatario dijo que las reservas de Yasuní equivalen al 20 por ciento del total del país y que, en los actuales valores del mercado, podrían generar para Ecuador ingresos por 14.000 millones de dólares.
Correa afirmó que las compensaciones esperadas por preservar la Amazonía están acordes con el principio según el cual los países tienen responsabilidades comunes pero diferenciadas sobre el medio ambiente, que exige más esfuerzos de los ricos por haber sido históricamente los principales responsables por la degradación el planeta.
«Todos somos responsables por el planeta, pero hay países que lo son más», afirmó.
El presidente utilizó un gráfico para mostrar que el 20 por ciento de países más pobres genera una tonelada de emisiones de gases contaminantes mientras que el 20 por ciento de los países más ricos genera 83 toneladas. «Esa distribución es más injusta que la distribución de la riqueza y el consumo. Está claro quién tiene más responsabilidades», afirmó.
El gobernante agregó que mientras que los países pobres son los que generan bienes medioambientales, los ricos son los que los están consumiendo. «Esa mala distribución la están sufriendo los países pobres. Es una de las mayores injusticias planetarias y ahora que están de moda las multimillonarios ayudas a los bancos, deberíamos hablar de planes de ayuda ambientales», aseguró.
Aseguró que una forma de pagar esa deuda sería con las compensaciones para ayudar a los países a mantener la selva en pie.
Según Correa, el Protocolo de Kioto ya prevé herramientas de compensación pero sólo benefician a quien reforesta un área degradada y no a quien mantiene en pie el bosque. «Es decir que para obtener la compensación es necesario derribar el bosque y volver a reforestarlo», dijo.
Recordó que Ecuador defiende un nuevo concepto de compensación, conocido como emisiones netas limitadas, que en otras palabras prevé que limpiar es equivalente a no ensuciar. De esa forma las compensaciones pueden beneficiar a países que preservan sus bosques.
Según el mandatario, la propuesta de Ecuador de ser compensada por preservar la Amazonía y no explotar una reserva de combustibles fósiles que aumentan la contaminación no puede ser considerada como una limosna sino como una demostración de la corresponsabilidad internacional sobre el medio ambiente.
«Financieramente nos convendría sacar ese petróleo, pero esas compensaciones serán depositadas en un fideicomiso manejado por la ONU que será usado para reforzar la lucha contra el cambio climático y cuidar del medio ambiente», aseguró.
Correa aprovechó su pronunciamiento para reiterar la propuesta de Ecuador, que fue rechazada por la Río+20, de que el mundo le reconozca derechos a la naturaleza.
«La Constitución de Ecuador fue la primera del mundo en reconocer que la naturaleza es objeto y no sujeto», dijo.