La normativa que legaliza el matrimonio entre personas del mismo sexo en Inglaterra y Gales fue aprobada este miércoles oficialmente, después de que la reina Isabel II la promulgara.
«Es un momento histórico que resonará en la vida de muchas personas. Estoy muy orgullosa de que lo hayamos hecho posible», dijo la ministra de Cultura, Maria Miller, cuyo ministerio elaboró el texto.
Los primeros matrimonios no podrán celebrarse hasta mediados del año que viene porque el gobierno tiene que resolver algunas cuestiones administrativas, como el efecto sobre las pensiones.
La ley, aprobada el martes por los diputados, fue impulsada por el primer ministro británico, David Cameron, a pesar de la oposición dentro de su propio campo.
Los diputados decidieron no oponerse a una serie de enmiendas menores al proyecto de ley propuestas por la Cámara de los Lores y dejar así vía libre al matrimonio homosexual en Inglaterra y Gales.
El texto casi no ha provocado debate en la opinión pública, mayoritariamente favorable, pero sigue dividiendo al partido conservador.
Para los británicos, el cambio es sobre todo simbólico porque las parejas homosexuales tienen los mismos derechos de paternidad que las parejas heterosexuales y pueden adoptar, recurrir a la procreación médicamente asistida y a una madre portadora, siempre y cuando no sea remunerada.
Desde 2005, también existe la unión civil entre personas del mismo sexo.