El virtual candidato a la Presidencia de Estados Unidos por el Partido Republicano, Mitt Romney, aseguró hoy que ejecutar leyes más estrictas sobre el control de armas no habría impedido la masacre que tuvo lugar el pasado viernes en un cine de la localidad de Aurora, en Colorado.
«Sigo creyendo que la Segunda Enmienda es el camino correcto para protegerse y defenderse, y no creo que una nueva legislación cambie este tipo de tragedias», aseveró el exgobernador de Massachusetts en una entrevista concedida a la cadena de televisión CNBC.
«Nuestro desafío no son las leyes, nuestro reto es la gente que, obviamente, está fuera de la realidad y hace cosas impensables, inimaginables, inexplicables», agregó.
La Segunda Enmienda de la Constitución consagra el derecho de los estadounidenses a la tenencia de armas y el Tribunal Supremo siempre ha fallado a favor frente a los intentos de algunos estados y ciudades por limitarlo.
La matanza tuvo lugar en la madrugada del viernes, poco después de comenzar la proyección de la última secuela de Batman, «The Dark Knight Rises», cuando el presunto autor de los hechos, James Holmes, irrumpió en la sala 9 del cine «Century 16» con una máscara de gas, armado con un rifle de asalto, una escopeta y dos revólveres.
La tragedia, que provocó la muerte de 12 personas, es la que más víctimas ha causado en la historia de Estados Unidos entre muertos y heridos, un total de 71, y ha reabierto el debate sobre la tenencia de armas en el país.
Romney insistió en que los legisladores deberían esperar y no apresurarse a cambiar la política de control de armas tras el episodio ocurrido en Colorado.
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, visitó precisamente ayer a las víctimas del tiroteo, aunque evitó cuestionar las leyes que permitieron al tirador adquirir todo un arsenal.
Momentos antes de llegar a Aurora, el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, a bordo del Air Force One, aseguró que el presidente cree que hay que «tomar medidas para mantener las armas lejos del alcance de personas que no deberían tener acceso a ellas con las leyes existentes», pero Obama no tocó el asunto.
Un 73 % de los estadounidenses se mostraba a finales de 2011 en contra de que se prohibiera la posesión de armas de fuego en el país a los ciudadanos que no sean miembros de la policía o tengan una autorización especial, según una encuesta de Gallup.
El estudio destacó que el 26 % favorable a prohibir la posesión de armas marcó un récord mínimo en 2011, puesto que veinte años atrás la opinión favorable a la prohibición era del 41 %.