Los ingenieros de British Petroleum constataban “avances” este lunes en sus esfuerzos para colocar una nueva tapa en el pozo submarino averiado en el que se origina la marea negra del Golfo de México.
En una fase crítica de las operaciones para frenar la peor catástrofe ambiental de la historia de Estados Unidos, la petrolera británica aprovechaba una calma meteorológica en plena temporada de huracanes en el Océano Atlántico para instalar un nuevo dispositivo capaz de retener la totalidad del petróleo que se escapa.
Desde el sábado pasado, cuando robots submarinos operando a unos 1 500 metros bajo el nivel del mar sacaron la antigua tapa que cubría el pozo, hasta la colocación del nuevo modelo de la misma, supuestamente más eficaz, el proceso entero debía tardar de cuatro a siete días en completarse.
El nuevo sistema es pensado para poder ser desconectado y reconectado más fácilmente en caso de que surja otro huracán. También conlleva un artefacto que debería proporcionar la primera estimación precisa de la amplitud del flujo de petróleo que sale del pozo.
Sin embargo, no se espera ninguna solución definitiva antes de mediados de agosto como mínimo, cuando la construcción del primero de dos pozos de derivación se dé por terminada.