La exploración de alternativas de cooperación e integración monetaria y financiera son analizadas por los representantes de los Bancos Centrales de Suramérica, quienes se reúnen hasta mañana en Quito.
En este contexto, la experiencia del Ecuador con el Sistema único de Compensación Regional (SUCRE) es uno de los puntos de análisis. Daniel Gersten Reiss, coordinador de análisis de Desarrollo del Sistema de Pagos Internacionales del Banco Central de Brasil, destacó que mantienen las oportunidades de análisis y desarrollo abiertas en el caso de los temas comerciales financieros.
Señaló que todavía no tienen una posición definida respecto a la utilización del SUCRE, pero que “siempre existen las puertas abiertas para ver todas las posibilidades de integración regionales”.
Explicó que su país usa un sistema parecido con Argentina a través del cual se hacen operaciones directas con la moneda de cada país. Según Gersten, los exportadores y los importadores prefieren usar este sistema porque tienen más confianza al vender sus productos y, consecuentemente, aumentan sus ventas.
“Ha traído muchas posibilidades para las monedas, en Brasil tuvimos una oportunidad muy buena de intensificar el mercado de reales y el financiamiento en una moneda local. Creo que lo mismo pasó en Argentina con buenas posibilidades de exportadores e importadores para usarlo”, espeficó Gersten.
Mientras tanto, Rommy Calderón, jefe de Estudios Económicos e información, de la Secretaría General de la Asociación Latinoamericana de Instituciones Financieras para el Desarrollo, señaló que el SUCRE es atractivo, pero que existen consideraciones políticas y económicas de cada país, que tendrían que ver como “se acomodan” antes de ser utilizado.
Destacó que el sistema que utilizan Brasil y Argentina es bueno, “si hubiera un mecanismo a nivel latinoamericano el crecimiento sería mayor ya que habría mucha diversificación”. A finales de año Brasil espera implementar este sistema también con Uruguay.
Especificó que la implementación de cualquier sistema demora, porque son a largo plazo, y que se tienen que mirar la experiencia europea y ajustar las nuestras. Pero que siempre existe el componente político de los países.