Al menos diez personas murieron en el este de Turquía donde la tierra volvió a temblar anoche, sólo 17 días después de un fuerte terremoto en la misma zona que causó más de 600 víctimas mortales y miles de heridos.
Según el último balance de las autoridades turcas, el nuevo sismo, ocurrido en la provincia de Van, dejó diez personas muertas, una de ellas de nacionalidad japonesa, mientras que 28 pudieron ser rescatadas con vida de los escombros de edificios colapsados.
La mayor parte de estos supervivientes fueron ingresados debido a la gravedad de las heridas sufridas, indicó la Agencia de Gestión de Catástrofes y Situaciones de Emergencia del Gobierno turco.
Al menos 15 de los heridos fueron trasladados en helicópteros a Ankara, la capital de Turquía, que se encuentra a más de 1.200 kilómetros de distancia.
Eran las 21.23 hora local de ayer (19.23 GMT) cuando un terremoto de 5,6 grados de magnitud en la escala de Richter golpeó la provincia de Van, con el epicentro situado en la localidad de Edremit a cinco kilómetros de profundidad.
Pero en Edremit y en otras localidades apenas se registraron daños, al contrario que en la cercana capital provincial de Van (unos 300.000 habitantes), donde unos 25 edificios se vinieron abajo.
La mayoría de los edificios destruidos ya habían sufrido daños severos en el sismo de 7,2 grados de magnitud del pasado 23 de octubre y habían sido evacuados, por lo que nadie se encontraba en su interior en el momento del nuevo terremoto.
Sin embargo, dos hoteles, el Bayram y el Aslan, que aparentemente no habían sufrido desperfectos, se desplomaron, dejando atrapados a varios de sus clientes.
Según informó CNN-Türk, la japonesa Miyuki Konnai, que había venido de su país para ayudar a los damnificados, fue rescatada con heridas, pero consciente.
Por la mañana se localizó a su compañero, el doctor Atsushi Miyazaki, quien fue rescatado con vida aunque en estado muy débil, por lo que se le efectuó un masaje cardíaco durante 15 minutos, pese al cual finalmente falleció en el hospital.
Mientras, dos periodistas de la agencia de noticias privada turca «DHA» aún permanecen bajo los escombros de ese hotel.
Las nuevas muertes han encendido los ánimos de la población de Van, de mayoría kurda, que hoy organizó una protesta contra la visita de varios ministros del Gobierno central.
Los manifestantes se quejaban de que el delegado del Gobierno en Van, Münir Karaloglu, hubiese dicho a los vecinos de la ciudad que regresasen «a las casas que no se han caído», ya que no había suficientes tiendas de campaña ni casas prefabricadas para alojar a los damnificados del anterior seísmo.
La policía se empleó con dureza contra la protesta y dispersó a los manifestantes con porrazos y lanzando gas lacrimógeno, algo que finalmente terminó afectando a los propios trabajadores de los equipos de rescate.