Desde la capilla Paulina comenzó la procesión, que atravesó la Sala Regia para llegar hasta la colindante Sixtina.
Una cruz abrió la procesión, seguida de la Capilla Musical Pontificia, algunos prelados, los ceremonieros, el secretario del colegio cardenalicio, Lorenzo Baldisseri; el vicecamarlengo, Pier Luigi Celata, y el cardenal octogenario maltés Prosper Grech, encargado de pronunciar la última meditación antes del voto, y el Maestro de las Celebraciones Pontificia, Guido Marini.
Detrás los cardenales, en orden inverso de precedencia: primero los de la orden de los diáconos, seguidos de presbítero y de los obispos.
La procesión la cerró el purpurado Giovanni Battista Re, que es el cardenal de la orden de los obispos más antiguo, debido a que tanto el decano del colegio cardenalicio como el vicedecano, Ángelo Sodano y Roger Etchegaray, no pueden entrar en el cónclave al tener más de 80 años y la normativa vaticana impide a los purpurados octogenarios votar, aunque sí pueden ser elegidos.
Todos entraron recitando las letanías en la capilla Sixtina, que sigue siendo el tradicional lugar donde, bajo el fresco del «Juicio Final» de Miguel Ángel, se elegirá al sucesor del papa Ratzinger.
En el recinto están el Sustituto de la Secretaria de Estado, Ángelo Becciu; el Secretario para las Relaciones con los Estados, Dominique Mamberti.
También el Prefecto de la Casa Pontificia, Georg Ganswein; religiosos de la sacristía de la Sixtina, los sacerdotes que se encargarán de las confesiones de los cardenales, y el Comandante de la Guardia Suiza Pontificia, Elmar Mder, como establece el ceremonial.
Misa especial
Más temprano, cardenales de todo el mundo acudieron a una misa especial antes de aislarse en la Capilla Sixtina, tratando de superar sus divisiones y unirse detrás de un hombre que pueda conducir a la Iglesia Católica, de 1.200 millones de fieles, y resolver sus múltiples problemas.
Un canto gregoriano llenaba la Basílica de San Pedro, recibiendo así a los 115 cardenales que participarán en el cónclave llegaron vistiendo capas rojas. Algunos mostraban un aspecto serio, como evidenciando el peso de la inminente votación. Afuera llovía fuertemente.
El decano del Colegio Cardenalicio, Ángelo Sodano, ofició la misa «Pro eligendo Pontificie», que significa «para la elección del papa». En su homilía, Sodano llamó a la unidad dentro de la iglesia. «Cada uno de nosotros está llamado a cooperar con el sucesor de Pedro, el fundamento visible de la unidad eclesial», dijo Sodano.