El Senado de Estados Unidos aprobó este jueves el proyecto de reforma migratoria que llevaría a la legalización de 11 millones de indocumentados y un endurecimiento inédito de la frontera con México.
Con 68 votos a favor y 32 en contra de 100 senadores, la cámara alta dio el visto bueno a un proyecto que supone la reforma más importante del sistema de inmigración en un cuarto de siglo en EE.UU.
La aprobación implica la mitad del camino recorrido por este proyecto, ya que después caerá en manos de la Cámara de Representantes, dominada por la oposición republicana. Aún podrían pasar meses antes de que un texto definitivo llegue al escritorio del presidente Barack Obama para promulgarlo como ley, pero es lo más cerca que han estado los millones de inmigrantes ilegales de obtener sus papeles.
«Yes we can, yes we can» (Sí podemos, sí podemos), gritaron los propulsores de la ley tras la votación, que estuvo dirigida por el vicepresidente Joe Biden, en su calidad de presidente del Senado.
El proyecto propone aumentar el número de visas de trabajo, entregar papeles a 11 millones de inmigrantes ilegales, en su mayoría latinos, y permitirles solicitar la ciudadanía tras un periodo transitorio de al menos 13 años.
En compensación, el texto ordena implementar una serie de medidas para fortificar la frontera con México para evitar millones de nuevos ilegales en el futuro.
Así prevé duplicar el número de agentes en la frontera sur y presupuesta miles de millones de dólares para completar y reforzar el vallado fronterizo (que ya tiene unos 1.100 kilómetros) al desplegar decenas de torres de vigilancia, aviones no tripulados (drones) y sensores.
Las medidas de seguridad también incluyen más controles sobre los empresarios y sobre la entrada y salida de personas con visa, condiciones ineludibles para la legalización de indocumentados.
En la Cámara de Representantes, los líderes más conservadores tienen previsto consolidar todavía más la seguridad fronteriza y restringir el camino a la regularización de personas ilegales.
Las dos versiones del Senado y la Cámara deberán luego congeniarse en un texto definitivo, y podrían convertirse en ley a finales de año.