Los soldados colombianos son los héroes del reportaje del periodista francés Roméo Langlois France 24 presentará este miércoles a las 9 de la noche de París el documental que hizo el periodista francés que estuvo 33 días en poder de las Farc.
En el reportaje 'Colombia: con balas reales' de Roméo Langlois no aparece ninguno de los guerrilleros que secuestraron al periodista francés después de una emboscada a una patrulla anti-narcóticos el pasado 28 de abril, ataque durante el cual murieron «cuatro militares, según el ejército; diecisiete, según las Farc», precisa el video. Aunque «los guerrilleros son invisibles», como explica Langlois en francés, están omnipresentes a lo largo de los 27 minutos que dura el documental.
Las ráfagas de las ametralladoras se van haciendo cada vez más intensas mientras que los gestos de los militares delatan una creciente inquietud.
En un momento, el capitán Gómez, tras hablar por radioteléfono, se quita el casco y se pasa la mano por la frente. Después de un breve silencio, pronuncia una frase que suena a una sentencia de muerte: «Nos le metimos a un cabecilla, güevón». El documental empieza de madrugada en el Fuerte Militar Larandia, en Caquetá, cuando Langlois se embarca con un grupo de 30 militares que van a realizar una operación anti-narcóticos «de rutina».
El video termina instantes después de que el periodista resulta herido en un brazo y el soldado que lo escolta, el sargento Cortez, muere a su lado. Este militar de raza negra, que da muestras de una asombrosa serenidad, pronuncia la frase más conmovedora del reportaje. Hablando con un compañero por radioteléfono, en medio del nutrido tiroteo, Cortez dice: «¡No se aparte mucho, Murillo! Todos uniditos acá, pegaditos. Si nos toca hacernos reventar, nos hacemos reventar aquí, pegaditos todos, asegurando un perímetro».
Otro momento que revela el coraje de estos hombres es cuando el capitán Gómez habla con un coronel, el cual confiesa de manera desesperada su impotencia ante la situación: «Aquí no he podido sacar apoyo, marica. Llevo más de una hora peleando para que me saquen una hijueputa compañía, y no he podido, hermano».
El capitán Gómez, pasando por alto el día soleado y azul, dirá luego a la cámara: «Estamos esperando que mejoren las condiciones climáticas para hacer la extracción». Un segundo después tiene que agacharse a causa de los disparos.
Tres preguntas a Roméo Langlois sobre su documental
¿Por qué mostrar solamente a los soldados en su reportaje y no a los guerrilleros?
Porque no tengo imágenes de los guerrilleros durante el combate.
¿Qué espera con este documental?
Hay gente que se ha atrevido a sugerir que yo pude haber suministrado a la guerrilla las coordenadas para que nos localizaran, lo cual es totalmente falso y peligroso para mi seguridad. El documental muestra que yo caí en la emboscada al mismo tiempo que los militares, que estaba exponiéndome a los mismos peligros que ellos. También quiero mostrar que trabajé con sangre fría y cumplí con mi deber. Para salvar mi vida, me tocó alejarme de los dos militares con los que estaba porque uno de ellos estaba herido y el otro muerto. Hice lo que me tocó hacer para salvar mi vida.
¿Cuál cree que es el valor de su documental?
Yo tuve la suerte de salir con vida y ahora puedo dar testimonio de cómo es la guerra en Colombia. Eso es lo que tenemos que hacer nosotros los periodistas: contar las cosas como son. Es muy importante que esto lo vean los colombianos porque esto casi nunca se ve.
Foto: El Comercio