El inicio de las negociaciones entre el Gobierno ecuatoriano y la Unión Europea (UE), el próximo lunes, genera reacciones positivas y negativas entre los empresarios y analistas económicos del país.
Mientras la Federación Nacional de Cámaras de Industrias del Ecuador, el Comité Empresarial Ecuatoriano y la Federación Ecuatoriana de Exportadores lanzarán la campaña «Acuerdo Comercial con la Unión Europea», hay quienes advierten sobre los peligros de la firma de un acuerdo, por la desventaja del país frente a ese bloque.
«Entrar en un proceso de negociación con la UE será muy malo, porque en el intercambio comercial no vamos a venderles más de lo que nosotros ya colocamos, y el mundo entero, como África, América Latina y Asia, compiten con nuestros productos en el mercado europeo», afirmó Jaime Gallegos, docente de la facultad de Economía de la Universidad Católica de Quito.
«No es que les vamos a vender más porque tenemos un acuerdo comercial general; los europeos venderán todo a Ecuador. No veo dónde está el beneficio o ganancia. Son los empresarios los que pugnan porque ya comercializan sus productos en ese mercado y a fines de año la eliminación de la Unión Europea del Sistema General de Preferencias (SGP) Plus les perjudicaría», dijo.
Inclusive, en el tema del cambio de la matriz productiva, el analista no ve beneficios para Ecuador porque asegura que los europeos son «mucho más poderosos» en economía de escala y saben posicionar productos que el mundo necesita.
De igual manera, habría desventajas en la industria farmacéutica: a Ecuador se le negará la venta de medicinas debido a que los sistemas de salud europeos no están privatizados en su totalidad, y los mismos Estados son los principales compradores de los fármacos que se producen localmente. En el caso de la urea, un producto europeo, Gallegos explicó que muchas empresas del bloque están en Venezuela, México y Taiwán, y Ecuador adquiere el fertilizante en Venezuela.
Para el analista, el problema radica en los precios relativos de los productos, lo que exige un cambio de reglas de juego para no destruir las empresas locales. Por lo tanto, planteó que Ecuador haga una escala de precios relativos, acorde con la realidad de América Latina, donde «las estructuras económicas y comerciales se parecen mucho», y apunte a los productos orgánicos que es lo que fascina a Europa.
Ecuador ya exporta cacao orgánico al bloque, sin impuestos. ¿Se necesita un tratado comercial para eso?, se preguntó el experto.
Gallegos se refirió a otros productos sensibles que el Gobierno no debe negociar, como son las compras públicas y las llaves de entrada de empresas europeas, como en Colombia, que ya tiene negociado un TLC con la UE. En el vecino país se encuentran tres tipos de supermercados franceses, que «destruyeron gran parte de la comercialización del país. No sé si eso sea bueno para el caso ecuatoriano, que tiene un mercado pequeño; van a venir tres, cuatro o más comercializadoras europeas a competir con las cadenas Supermaxi, Mi Comisariato y otros supermercados».
Además, la nueva empresa importaría la mayoría de productos y desincentivaría la producción nacional. Esto, a la vez, abriría las puertas a productos agrícolas europeos subsidiados que competirían con los productos ecuatorianos.
Al respecto, el expresidente de la Cámara de Agricultura, Mauricio Bustamante, dijo que dos de los productos sensibles son los lácteos y los pollos, porque en Europa gozan de las subvenciones y sería una competencia en situaciones discriminatorias: «hay que tener mucho cuidado en los protocolos de negociación , para que de alguna manera se mantengan barreras».
Por otra parte, Gallegos desdeñó las inversiones que podrían venir con el acuerdo comercial. Dijo que esa falta de espacio más bien ha ayudado a que el sector constructor, por ejemplo, incursione en la construcción a gran escala.
Entre tanto, el analista en relaciones económicas internacionales Juan Fernando Terán, sostuvo que el país debe concentrarse en las temáticas de propiedad intelectual y compras públicas. Independientemente del posible acuerdo, indicó que Ecuador ya debe estructurar su política exterior hacia los países asiáticos, América Latina y la India, que son mercados grandes «que no tienen punto de comparación con lo que puede ser Europa, bloque del cual no podemos depender».
Humberto Cholango, dirigente de la Confederación de Nacionalidades Indígenas (Conaie), organización que se opone a la firma de un TLC de Ecuador con Estados Unidos, señaló que los acuerdos comerciales deben ser soberanos, sin imponerse condiciones. Puso como ejemplo los tratados suscritos por Colombia y Perú, que afectan a los campesinos porque no pueden competir con productos que ingresan con el beneficio del acuerdo, como son la papa y la leche, lo cual «sería nefasto para la economía ecuatoriana».
Cholango es partidario de diversificar la economía nacional y fortalecer la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), que «tambalearía con el acuerdo comercial entre Ecuador y la UE».