A más de mejorar las condiciones del aeropuerto de Quito, con instalaciones más amplias y modernas, la nueva terminal aérea de Tababela generó grandes expectativas comerciales y se habla ya de la posibilidad de convertirlo en el primer puerto seco del país.
Para ello se destinó un área de 50.000 metros cuadrados para la construcción de tres complejos: Tababela Cargo Center, Alpachaca Cargo Center y un edificio de carga en donde se almacenarán los productos perecibles y no perecibles para exportación.
El Tababela Cargo Center (Tabacarcen), de 13.000 metros cuadrados de extensión, continúa en construcción, pero la primera fase ya está operando, sobre todo para la exportación de flores. Las instalaciones se ubican a unos 200 metros del ingreso principal a la terminal, en el ala sur.
Al momento el 60% de la carga que llegó a Quito hasta el 19 de febrero se encuentra en la antigua terminal aérea de Chaupicruz para los trámites aduaneros correspondientes, mientras que el 40% se trasladó al Alpachaca Cargo Center, que actualmente es administrado por los exportadores y en abril pasará a ser parte del complejo de carga del nuevo aeropuerto.
Esta zona tiene un área de 5.000 metros cuadrados de cuartos fríos y está a unos 7 kilómetros del edificio de carga. El 90% del bodegaje está destinado a flores y el 10% a otros productos perecibles.
Alejandro Martínez, presidente de Expoflores, destacó el funcionamiento del área y señaló que desde que «está operativa, los procesos son mucho más rápidos que en Quito y no afectan a los productos».
En estos días allí se embarcan las flores para el Día de la Mujer de Rusia, que junto a las fiestas de San Valentín representan el 25% de la exportación florícola anual del país y más de 100 millones de dólares en ingresos para el sector.
A Tababela llegan hasta 500 cajas de flores al día, que ingresan por 24 puertas a los cuartos fríos y estériles de cuatro compañías empacadoras para la embarcación: Aeronem, Novacargo, Pertraly y Servipalet.
Desde aquellas instalaciones, los palets de flores se moverán cerca de 200 metros hacia los aviones y permanecerán en la base siete horas. En el antiguo aeropuerto el mismo proceso superaba las 11 horas.
El Tabacarcen operará las 24 horas del día a partir del próximo 31 de marzo y tendrá la mayor capacidad de almacenamiento del país. Aproximadamente 249.000 toneladas de carga podrá procesar anualmente la nueva terminal aérea, es decir, 100.000 adicionales a las 149.718 que tenía la antigua.
Esta capacidad permitirá que más productos salgan del país, por lo que la base aeroportuaria forma parte de las obras de infraestructura que se requiere para la transformación de la matriz productiva.
Dentro del emblemático proyecto se espera mejorar la oferta exportable de bienes con valor agregado, lo cual convierte al Mariscal Sucre en una pieza fundamental del engranaje productivo del país, según ha indicado en varias oportunidades el presidente Rafael Correa.
Para las importaciones y las áreas para el Servicio Nacional de Aduanas (Senae) se destinó una superficie de 14.000 metros cuadrados dentro del centro de carga, no obstante la zona de trabajo del organismo aún está en construcción.
La zona de las importaciones del edificio de carga tiene una capacidad de 8,5 toneladas y los procesos de desaduanización serán más rápidos que en Chaupicruz, según Quiport, empresa que administrará el aeropuerto por los próximos 35 años.
El nuevo Mariscal Sucre, además, se ha convertido en un polo de inversiones extranjeras, pues para su construcción se usaron 630 millones de dólares; las firmas Overseas Private Investment, Export Development y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) fueron los principales financistas del proyecto.
MOVILIDAD PIDE A LOS CONDUCTORES RESPETAR EL TRANSPORTE PÚBLICO
Alrededor de 150 buses de servicio público recorren a diario la vía Interoceánica, la única vía que conduce al nuevo aeropuerto de Tababela, para movilizar entre 50 y 60 personas por viaje. El recorrido tiene unas 50 paradas desde la terminal ubicada en la Río Coca hasta Pifo.
Las paradas han sido colocadas de acuerdo a lo establecido por el Sistema Integrado de Transporte Masivo del Distrito Metropolitano (Sitm), es decir, cada 300 a 400 metros, pues se considera que esta es la distancia adecuada para que los usuarios puedan acceder a una unidad.
A propósito del incremento de vehículos en la vía y de algunos «trancones» a horas pico en este lugar, varios conductores aseguran que entre otras causas, se deben a las múltiples paradas que hacen los buses en su recorrido: «paran a cada rato y eso hace que uno disminuya la velocidad», dijo Carlos Piedra, conductor.
Para el secretario de Movilidad del Municipio de Quito, Carlos Páez, es importante que se entienda que este «transporte sirve a la gente que no tiene otra forma de movilidad. (…) Hay que tener la sensibilidad para reconocer que no es que el bus estorba, sino que ofrece un servicio para la mayoría de la población».
Las paradas están fijadas en todo el contorno de la Interoceánica y están claramente identificadas por los usuarios y choferes de buses, pero quienes no cumplan con estas y dejen o recojan pasajeros en otros puntos, serán sancionados por la Policía de Tránsito con una multa de 29,20 dólares y tres puntos menos en la licencia. Además, destacó que hay sanciones internas, por ejemplo: Sotranor pide el pago de 5 dólares por incurrir en esta falta.