La falta de tachos para basura es evidente en varios sectores del centro y norte del cantón. La ausencia de tales elementos, en algunos casos, es suplida por locales comerciales y quioscos. Los botes metálicos que coloca el Cabildo en las zonas regeneradas son pocos, pero se han ubicado más en los malecones y en parques.
En las avenidas que existe más actividad comercial (Quito, Machala, las Américas y Rodolfo Baquerizo) hay mayor número con relación a las áreas con menos tránsito de peatones (Lorenzo de Garaycoa, Riobamba, Luis Urdaneta e Isidro Ayora)
En unos casos, como en las calles céntricas, existen pocos recipientes porque han sido sustraídos por desconocidos. En cambio, en otros no fueron contemplados en las obras de regeneración.
En la ciudadela Las Acacias, por ejemplo, son remodelados los parques y áreas verdes que están cerca de la Av. 25 de Julio. Los tachos para desperdicios, no obstante, se limitan al parque central, ubicado en la calle Carlos Garcés, que fue inaugurado hace cerca de 15 años.
Tania Balladares, habitante del sector, no se explica la falta de mobiliario en las obras recientes. «Hay esquinas cerca de los arreglos que aún se utilizan como botaderos… espero que haya algún control en el futuro».
Los lugares a los que se refiere la ciudadana están en dos de las esquinas del parque central, donde se evidencia la presencia de basura desde la tarde que el carro recolector de Puerto Limpio pasa en horario nocturno.
La falta de recipientes se observa en la regeneración urbana realizada cerca de las universidades Casa Grande, al frente del centro comercial Albán Borja, y la Laica Vicente Rocafuerte, del lado del colegio Aguirre Abad. En este último punto, en la calle Eloy Ortega Soto, existe una alta actividad comercial, donde funcionan locales de comidas rápidas que consumen los estudiantes universitarios y secundarios.
Jhonny Espinoza, quien trabaja como expendedor de alimentos y bebidas hace 7 años, cuenta que implementó por cuenta propia un tacho antes de que fuera obligatorio. Aunque pide apoyo del Cabildo, porque los informales trabajan sin esos botes. Por lo que «la basura termina en la calle».
Los espacios dedicados al comercio, mediante ordenanza, están obligados a colocar recipientes grandes de plástico para poner los desperdicios. La norma estipula una sanción para quienes no la cumplan, que oscila entre 50 y 200 dólares.
Leonor Valencia hace dos meses denunció la desaparición del recipiente que estaba a pocos metros de su negocio, en la esquina de Pedro Pablo Gómez y Machala, frente a un mercado artesanal. «Ahora ha tocado dejar la basura sobre la acera».
Sobre este tema, Wilfrido Matamoros, gerente general de la Fundación Guayaquil Siglo XXI, cuantificó, en reportajes anteriores publicados por este diario, que el robo de tachos y otros elementos de la regeneración urbana representa una pérdida anual a la entidad de 370.000 dólares.
La entidad, según él, ha presentado varias denuncias en la Fiscalía del Guayas por la sustracción de los recipientes metálicos en las calles Venezuela, Portete, Machala, Quito, entre otras.