Tras 40 años de programas gubernamentales, una inversión ingente de recursos y una lucha sin cuartel contra los furtivos, el rugido del tigre vuelve a sentirse en la India, un país que ha conseguido aumentar un 30% los especímenes de felino y que ya es su principal hogar en el mundo.
Hace menos de diez años, en 2006, el tigre de Bengala luchaba contra un destino que prácticamente condenaba su existencia al confinamiento en las líneas de las cientos de obras literarias que había inspirado y apenas 1.400 ejemplares luchaban por escapar de las garras de un enemigo nada imaginario: los cazadores furtivos.
El censo se repitió en 2010 reflejando un incremento de unos 300 tigres, un 20 % más, y el último, difundido esta semana, ha revelado un aumento en unos 500 animales, un 30,5 % más hasta alcanzar los 2.226.
No han sido las garras las que han devuelto a los tigres su espacio, sino una importante inversión de recursos del Gobierno de la India a través del Proyecto Tigre.
Este programa, iniciado en 1973, canalizó solo en el último año 24,6 millones de euros (27,5 millones de dólares) para garantizar una «gran protección» en las 47 reservas del felino en el país, indicó a Efe Prakash Yadav, responsable de la Autoridad Nacional para la Conservación del Tigre.
El programa de conservación incluye patrullas contra los cazadores ilegales, pero a pesar de todo las asociaciones conservacionistas consideran que su formación y medios son escasos para luchar contra furtivos que suelen ir fuertemente armados.
Los datos de esta actividad ilegal son pocos y muchos casos nunca se llegan a conocer, pero la Sociedad para la Protección de la Vida Salvaje en la India (WPSI, en inglés) estima que al menos 923 tigres fueron abatidos ilegalmente entre 1994 y 2010.
Pero los datos del último censo animan, y mucho, ya que la población india crece en un momento en que «en el resto de países el felino experimenta un declive», aseguró Yadav.
Los tigres indios representan prácticamente la mitad de los cerca de 4.500 de su especie estimados en toda Asia, el continente donde vive este mamífero en un área que va de norte a sur desde Siberia a Indonesia y de este a oeste de China a India.
El manejo del hábitat «con criterios estrictamente científicos» es solo una parte de un programa de conservación «integral, que no solo protege al tigre, sino a todo su entorno e incluso genera servicios y empleo para las comunidades locales» que conviven con el animal, añadió.
Sin embargo, este éxito conlleva a su vez un nuevo reto, ya que la expansión de la especie plantea la necesidad de protegerla también fuera de las reservas, donde el mamífero queda a merced de una lacra que el programa no ha logrado erradicar: el furtivismo.
La Autoridad Nacional que gestiona este plan tiene previsto crear tres nuevos espacios protegidos y ampliar varios de los existentes.
Los 378.118 kilómetros cuadrados que suman estas reservas cuentan con 9.735 cámaras de vigilancia contra el furtivismo, la intrusión de ejemplares en zonas habitadas y otros peligros que amenazan a la especie, sobre todo cuando se expande fuera de las áreas protegidas.
«Los furtivos son un gran problema, principalmente fuera de las reservas», aseguró a Efe el presidente de la organización conservacionista Wildlife SOS, Kartick Satyanarayan.
El tigre es muy apreciado en países como China para elaborar medicinas tradicionales y su tráfico ilegal en Asia es una de las mayores amenazas para preservar la especie.
Su recuperación en India «es muy positiva, sin duda, pero este aumento de población a su vez eleva algunos riesgos y ahora tenemos muchos más tigres que pueden ser objetivo de los furtivos, que quedan desprotegidos si salen de las reservas», alertó el experto.
Satyanarayan advirtió además de que una especie en expansión conlleva un mayor riesgo de conflictos con los humanos, en un país como India, el segundo con mayor población del mundo, en que son frecuentes los ataques mortales de tigres, leopardos e incluso elefantes a ganado y personas, sobre todo niños.
«Una de las soluciones son los corredores naturales para animales en libertad, no solo para tigres», que permitan en lo posible conectar las reservas, defiende Tito Joseph, de WPSI.
Joseph subrayó a Efe la necesidad de preservar áreas forestales no solo dentro de los espacios protegidos, sino «en especial fuera de ellos, donde sigue siendo preocupante la conservación» del tigre.
Los proyectos mineros, la construcción de presas o la deforestación para crear cultivos son unas de las mayores amenazas del felino.
Pero los resultados son tan alentadores e India confía ahora de tal manera en el éxito de su programa que su ministro de Medio Ambiente, Prakash Javadekar, ha propuesto a la comunidad internacional la donación de cachorros para preservar la especie en otros países.
«Nuestras prácticas de éxito podrían ser adoptadas por la comunidad internacional» al haber adquirido el gigante asiático «un papel clave en la conservación mundial del tigre», dijo el ministro en la presentación esta semana del censo.