En una casa con paredes de concreto, ventanas siempre cubiertas y vigilancia permanente se ocultaban 11 foráneos.
En la vivienda, ubicada en Tababela, a dos minutos del aeropuerto de Quito, los migrantes originarios del centro de Asia y África esperaban que los coyoteros consiguieran documentos falsificados para llegar a su destino: los Estados Unidos.
Sin alimentos ni abrigo, sin sus documentos de viaje, incomunicados y hacinados en dos habitaciones pequeñas. Así los encontró, la tarde del miércoles pasado, la Fiscalía y la Unidad Contra la Trata de Personas y Tráfico de Migrantes de la Policía. Los extranjeros habían llegado desde el 17 de enero al país. Solo uno dijo estar a la espera de subir a un avión que lo lleve a Nueva York desde agosto del 2013.
La vivienda funcionaba como una «casa de seguridad» y pertenecía a una presunta red de tráfico de personas que opera en el país, explicó el fiscal José Luis Jaramillo.
Durante el operativo de rescate de los extranjeros, la Policía arrestó a cinco personas, entre ellas una ecuatoriana.
Según Jaramillo se trataría de mandos medios de la organización. Los detenidos, al parecer, se encargaban de la custodia y alimentación de la víctimas en su paso por esta capital.
En la investigación se detalla que los migrantes pagaban entre USD 7 000 y 10 000 por llegar hasta los Estados Unidos. «Incluso los captaban con falsas promesas de trabajo», indicó un agente.
En Asia, los extranjeros volaban hacia Argentina, luego iban a Perú, pasaban por Ecuador y Colombia. Allí tomaban un vuelo a América del Norte.
Según la Organización Mundial Para las Migraciones (OIM), Ecuador es un país de tránsito para ciudadanos de Nepal, India, Pakistán y Bangladesh, Haití y África.
Desde 2008, Ecuador aplica una política de libre entrada de extranjeros provenientes de cualquier nación; sin embargo, en septiembre de 2010 al registrar un aumento del 300% en el ingreso de ciudadanos surasiáticos, la Cancillería decidió pedir visa a nueve naciones: Afganistán, Bangladesh, Eritrea, Etiopía, Kenia, Nepal, Nigeria, Pakistán y Somalia.
Para Jaramillo, los viajeros recorrían varios países para no levantar sospechas. «Debían aparentar ser turistas; por eso luego de Ecuador iban a Colombia». En esa nación, una de las víctimas logró denunciar, a través de un correo y una foto, la situación deplorable en la que se vio forzado a vivir durante su paso por Quito.
Esa modalidad es similar a la que aplicaba otra presunta red de trafico de migrantes desarticulada en agosto del 2013.
Seis personas fueron detenidas; 18 migrantes, que vivían en condiciones deplorables, fueron rescatados. Por este mismo caso se realizó un operativo paralelo en Colombia. Se arrestó a 13 miembros de esa red.
Fernando Guerrero, fiscal de ese caso, indicó que el destino era también EE.UU. Los extranjeros permanecían en Quito en espera de ingresar a Colombia y, vía aérea, «eran conducidos ilegalmente al exterior».
De enero a diciembre del 2013, la Fiscalía registró 85 casos de tráfico de migrantes en este país. El 29% de casos se reportó en Cañar y el 28% en Azuay. Sin embargo, para Emmanuel Pierre, de la Asociación de Haitianos en Quito, «son muy pocos los que denuncian a los traficantes, por miedo a ser deportados».
Otra de las razones, según el Servicio Jesuita para Refugiados y Migrantes, es el idioma. Esta organización destaca que las víctimas de tráfico que viajan desde Asia lo hacen por su voluntad, pero en el trayecto descubren que son engañadas o los coyoteros las abandonan.
¡Bienvenido!
Documentos falsos
El miércoles, la Fiscalía descubrió que los documentos con los que los 11 extranjeros ingresaron al país eran falsos.