El cierre del feriado de Año Nuevo trajo intenso movimiento en la Terminal Terrestre de la ciudad.
Cada media hora arribaron los buses interprovinciales, especialmente desde la provincia de Santa Elena, con miles de turistas que se trasladaron en los días previos hacia los distintos balnearios a celebrar las fiestas.
Piedad Yerovi y su amiga Catalina Romoleroux arribaron en compañía de sus hijos Moisés y Lina María, respectivamente. El grupo viajó desde el jueves al sector de Villamarina y ayer retornaron al mediodía.
Contentas, “gastadas” y algo bronceadas, dijeron estar preparadas para nuevamente levantarse temprano hoy que sus vástagos deben regresar a clases.
Asimismo, Javier Pilco, junto con su esposa Sabina y su hija Karen regresaron desde La Libertad.
Todos coincidieron en que, a pesar del gasto realizado, valió la pena trasladarse a otros lugares, ya sea para tener un fin de año diferente o reencontrarse con sus familiares, como en este último caso.
En esta misma central de pasajeros se vivió un drama diferente: el de la gente que llegó a Guayaquil y que buscaba retornar a sus sitios de origen.
Luis Serrano fue una de esas personas. Eran aproximadamente las 11:00 y no encontraba un boleto que le permitiera volver a Ambato. Las filas en las cooperativas que tienen como destino las diferentes ciudades de la región interandina fueron interminables, a pesar de que cada 30 minutos debía salir una unidad.
En cambio, Arturo Meregildo fue más precavido y mandó a comprar desde temprano el tiquete que lo lleve hasta Manta en compañía de su esposa y un grupo de amigos.
Su salida quedó prevista para las 19:00 en la cooperativa Reina del Camino.
El feriado, de acuerdo a un reporte de la Cruz Roja a nivel nacional, desde el 26 de diciembre al 1 de enero, dejó tres víctimas fatales: un ahogado en Santa Elena, un fallecido por un accidente de tránsito en Santo Domingo y un deceso por una emergencia médica en Pichincha.
Del mismo modo se produjeron 59 percances automovilísticos, 125 urgencias médicas y 15 casos de atenciones por violencia civil.
Pocos negocios abiertos
Un recorrido efectuado por un equipo de este diario comprobó que ayer pocos locales decidieron abrir sus puertas.
El Bolón de Tere, por ejemplo, estuvo lleno de comensales desde muy temprano.
Establecimientos como la Clínica del Hidrovac (Lizardo García y Ballén), el chifa Ok (José Mascote y Ballén) o el comercial Tug (en la bahía) optaron por aprovechar el día para limpiar sus instalaciones.
Las cadenas de farmacias, de supermercados, de almacenes de electrodomésticos y algunas de comidas rápidas atendieron a las pocas personas que llegaron a sus locales.
En el Cinemark, de la avenida 9 de Octubre, pocos fueron los que acudieron a las funciones de la mañana.
Lleno total en piscina
Tony Uruchima, sargento 2º de la Marina, aprovechó hasta el último día del feriado para que sus hijos disfruten al máximo.
Ayer llevó a Anthony, de 8 años; Doménica, de 7; y a Diego, de 4, al complejo acuático del Parque Lineal al pie del Malecón del Salado.
Los pequeños se juntaron a unos 300 niños más para que les caiga el agua desde un barril elevado en uno de los juegos infantiles.
El oficial, que habita en el sector de Mucho Lote, dijo que era la primera vez que llevaba a sus chicos a ese lugar.
Gigantes se queman el 6
Los monigotes gigantes que se fabricaron en distintos sitios del suburbio local se mojaron con la pertinaz llovizna caída ayer en todo el puerto principal.
Las enormes figuras deberán esperar hasta el viernes 6 de enero para ser incineradas.
Los muñecos construidos con varios meses de anticipación, por disposición de las autoridades, no pueden ser quemados al igual que los otros pequeños.
Primero deberán ser cortados y luego arderán en hogueras independientes, ya que es prohibido unirlos en un mismo fuego.