Los resultados de esta doble fecha no estaban en el «presupuesto» que elaboró el técnico Reinaldo Rueda para enfrentar a Perú, el viernes pasado, en Lima, y Argentina, ayer en Quito. Más claro no estuvo.
Necesitaba por lo menos cuatro de los seis puntos en juego para depender de sí mismo, pero solo alcanzó uno. Ahora la Selección necesita que Colombia, Chile y Venezuela no sigan sumando, porque si eso ocurre las opciones de clasificación directa serán casi nulas, considerando que a Ecuador le resta solo un partido como local, ante Uruguay.
Ayer quedó confirmado que el pánico escénico de la defensa de la Selección ya no es casual durante los primeros minutos de cualquier partido. Por el contrario, se ha convertido en un «karma» constante y, a veces, hasta angustiante. Fue precisamente una desconcentración en esa zona la que le permitió a Sergio Agüero, a los 3 minutos, abrir el marcador a través de un tiro penal, luego de una falta en el área del arquero Alexander Domínguez.
La mayor interrogante que deja esta doble fecha de eliminatorias es ¿por qué Reinaldo Rueda eligió a Domínguez y no a Máximo Banguera, titular en fechas anteriores? El entrenador, durante las dos semanas de concentración, nunca habló de razones. Al menos nadie se las pidió. Lo cierto es que el arquero de Liga de Quito en el partido ante Perú, el viernes pasado, y ayer en el Atahualpa, contra los «albicelestes», lució nervioso e inseguro. Eso se reflejó también en la defensa.
La reacción de Ecuador, como ha ocurrido en otros partidos, tuvo a Jéfferson Montero como protagonista. Después del gol de Alejandro Castillo, a los 16 minutos, Montero empezó a ganar la línea de fondo y a lanzar centros al área.
Su habilidad con la pelota contrarió por momentos a los defensores argentinos, principalmente a Gino Peruzzi, quien lo marcó por la banda izquierda.
Ecuador mantuvo esa misma iniciativa en el segundo tiempo. Antonio Valencia tuvo más espacios por la banda derecha y logró hilvanar jugadas con Joao Rojas.
Esa y otras sociedades le permitieron a la Tricolor mantener un ritmo de juego dinámico que no solo le aseguró el tener la pelota en su poder, sino también cansar a los argentinos.
Pero la entrada de Lionel Messi revitalizó el medio campo argentino. El mejor jugador del mundo, pese a la lesión que arrastra desde hace varios meses, inquietó a la defensa tricolor, que tuvo que extremarse para impedir que provocara peligro. Argentina no se encerró en Quito y esa estrategia le dio resultado.