En la Maternidad Isidro Ayora de Quito, uno de los centros obstétricos más grandes del país, el embarazo adolescente alcanzó en los dos últimos años cifras significativas. En 2008, el porcentaje fue de 26,5% y en 2010 del 27.
Según explica la doctora Marlene Arroyo, en el primer embarazo una adolescente pierde 2,5 años de escolaridad y por cada gestación subsiguiente perderá un año más. Está comprobado además que las mujeres instruidas tienen máximo dos hijos a lo largo de su vida, mientras que las que no lo son llegan a procrear dos más que el promedio nacional, que es de tres hijos.
David Landeta (19) y Andrea Montenegro (18) son parte de esta estadística, pero su anhelo es continuar sus estudios después de que su hijo Anthony, de ocho meses, deje de lactar. Se enteraron del embarazo cuando Andrea fue con sus padres a realizarse exámenes de otra índole y los análisis revelaron la gestación.
Hace dos meses se casaron y no piensan tener hijos en al menos cinco años. “Fue un susto porque es una gran responsabilidad, pero sí se puede salir adelante”.
Eduación y salud deben coordinar esfuerzos
Para el coordinador de Adolescencia de la Maternidad Isidro Ayora, Patricio Jácome, la mala, inadecuada y distorsionada información que reciben los jóvenes desde sus hogares, con sus pares e incluso en las instituciones educativas es una de las principales debilidades que se deben corregir. “Muchos chicos piensan que la primera vez no pasa, pero eso es un mito. Lo que falta es una vinculación entre el sistema de educación y el de salud”.
Además de los conflictos sociales y culturales, el riesgo físico que corren las adolescentes al concebir un bebé es mayor que en personas adultas. Jácome señala que debido a que el cuerpo de una chica de 14 ó 16 años no está preparado para una actividad como esta, se pueden presentar complicaciones.
Los riesgos médicos del embarazo adolescente
Entre ellas está la posibilidad de tener hipertensión, problemas de infecciones de vías urinarias, partos prematuros, anemias, entre otros. En el momento del parto, debido a la falta de desarrollo de la pelvis, pueden surgir cesáreas y hemorragias.
Por ello, Jácome recomienda a los jóvenes que iniciaron algún tipo de actividad sexual que acudan a la maternidad o a un centro de salud donde pueden recibir orientación y métodos anticonceptivos gratuitos. “Es mejor que vengan a centros especializados y que no se dejen llevar por malas informaciones que pueden terminar en tragedia”, añade el médico.