A un año de la muerte de Kirchner, la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), cuya sede está en Quito, desveló una placa en la Plaza «República Argentina» en una ceremonia presidida por la secretaria general de la organización, la colombiana María Emma Mejía.
Precisamente Mejía aseguró que Kirchner plantó «muy hondo» los cimientos de la unidad suramericana y logró posicionar a la Unasur como un organismo de integración esencialmente político en una región con países de ideologías «muy distintas», incluso con modelos económicos que no se parecen.
Destacó también su mediación en varias situaciones de tensión en el subcontinente, como la ocurrida entre Colombia y Venezuela en julio de 2010.
Kirchner también jugó un papel «definitivo» frente al alzamiento del 30 de septiembre del año pasado en Ecuador, cuando convocó a una reunión urgente de los mandatarios de la región.
De ese encuentro salió la «Declaración de Buenos Aires sobre la situación del Ecuador» del 1 de octubre de 2010, en la que los estados suramericanos reafirmaron su compromiso con la preservación de la institucionalidad democrática.
Este documento fue la semilla que llevó a la aprobación casi dos meses después de la llamada «cláusula democrática» de la Unión de Naciones Suramericanas.
Durante la ceremonia, acompañada también por niños de escuela, Mejía reprodujo un audio con una de las últimas intervenciones de Kirchner en la que pedía que lo recordasen sin llorar.
Solicitaba que lo recordasen, entre otros, por haber hecho camino, por haber marcado un rumbo, con piedad por sus errores, por comprensión por sus debilidades, de lo contrario, señalaba que prefiere el olvido, según el audio con la voz de Kirchner.
De su lado, el alcalde de Quito, Augusto Barrera, aseguró que América Latina es «sin la menor duda» en este momento «la región con la más rica, más variada y más profunda experiencia de democratización».
«En este proceso de construcción de una patria grande y democracia en América Latina, a Kirchner le corresponde sin duda un lugar estelar», comentó al agregar que América Latina tiene «la oportunidad y, sobre todo, la obligación histórica de consolidarse como una sola gran patria grande».