Christian Alexis nació el pasado 25 de febrero, con peso y tallas normales, incluso, los médicos dijeron que fue el más grande de los niños que vino al mundo ese día. Su mamá es Johanna Cabascango, una chica de 16 años. “No fue planificado, pero nunca pensé en abortar”, dice.
Johanna y su novio fueron compañeros en el colegio donde ella estudió hasta antes de dar a luz. Los dos cursaban segundo de bachillerato, pero el siguiente año ella no podrá continuar sus estudios.
“Estudiaré a distancia. Mi novio vivirá en su casa y yo en la mía por ahora”, cuenta mientras mira dormir a su bebé en una cama de la Maternidad Isidro Ayora, en Quito.
Johanna es parte de las estadísticas
Johanna tiene conciencia de que criar un hijo es una tarea complicada, pero cree que con trabajo lo logrará. En Ecuador, uno de cada cinco partos corresponde a adolescentes menores de 19 años, según informó el Gobierno nacional. Además, en la última década, los embarazos de 10 a 14 años aumentaron en un 14 por ciento y de las jóvenes embarazadas, el 45% no estudia ni trabaja.
En el caso de la Maternidad Isidro Ayora de Quito, uno de los centros obstétricos más grandes del país, el embarazo adolescente alcanzó en los dos últimos años cifras significativas. En 2008, el porcentaje fue de 26,5% y en 2010 del 27.
Un tema de salud pública e implicaciones socioculturales
Lo que le preocupa al coordinador de Adolescencia de esta casa de salud es que la cifra no ha bajado, a pesar de la inclusión de políticas de planificación familiar. “El embarazo adolescente en el país es un problema de salud pública, un tema sociocultural y económico”, comenta Patricio Jácome.
Por lo general, la mayoría de madres adolescentes que llega hasta la maternidad pertenece a los quintiles más bajos, es decir, de menos ingresos y menor escolaridad.