El ex presidente Lucio Gutiérrez fue fiel a su palabra cuando en su primera visita a los Estados Unidos, el 11 de febrero de 2003, dijo a George W. Bush que sería un aliado de ese país. Lo prueban las acciones, llamadas telefónicas, las consultas y los delegados que tuvo con la embajada en Quito.
Todo eso está registrado en los cables de la sede diplomática estadounidense filtrados por el sitio WikiLeaks. Sobre todo, si de hacer un relato se trata, esa información retrata la actitud de Gutiérrez con EE.UU. A tal punto llega su obsecuencia, que los cables prueban cómo consultó a la Embajada sobre su inminente salida y los diálogos que sostenían para solventar la crisis. Pero todo eso no empezó cuando caía, sino mucho antes.
El 24 de abril de 2004, la Asamblea Nacional de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador Conaie, con la participación de Ecuarunari, Conaice y Confeniae, resolvió ratificar el pedido de renuncia al presidente Lucio Gutiérrez como parte de su lucha contra la corrupción, al identificar algunas irregularidades en su gestión. Esas denuncias habían sido publicadas en algunos diarios y los partidos políticos tradicionales, con mayoría en el Congreso de esa época, mantenían una cierta prudencia.
Ese mismo día 24, Gutiérrez convocó a la prensa para anunciar la homologación salarial para el sector público, un proyecto de bonos para militares y policías y un decreto de emergencia social, todo ello ante el reconocimiento de su equipo de comunicación de que había “intentos de desestabilización”.
Para octubre de 2004, el posible juicio político y la destitución de su cargo también se perfilaban desde las filas de los partidos Social Cristiano e Izquierda Democrática. En los cables revelados por WikiLeaks la Embajada estadounidense reporta a Washington lo siguiente:
«Informantes de adentro del Gobierno (de Gutiérrez) nos cuentan que el Presidente está maniobrando tras bastidores para aguantar los retos y en el corto tiempo asegurar las alianzas con la oposición” (Cable clasificado como Confidencial / Identificación de Referencia 04QUITO02810)
“En complicidad con el recién aliado vicepresidente Alfredo Palacio, LFC (siglas que identifican a León Febres Cordero) está ofreciendo espléndidos regalos a los congresistas… cuyos votos por el Sí son necesarios para remover al Presidente en ejercicio…”
Algunos cables de WikiLeaks dejan al descubierto los esfuerzos de la Embajada por desplegar acciones que permitan el sostenimiento del gobierno de Gutiérrez durante los últimos meses del 2004 hasta su caída el 20 de abril de 2005, pero también develan las actuaciones del sucesor de Gutiérrez, su vicepresidente, Alfredo Palacio. En particular dejan entrever un acercamiento con la oposición de derecha, con el líder Febres-Cordero.
Gutiérrez era considerado un aliado indispensable para la defensa de los intereses estadounidenses en territorio ecuatoriano. La defensa de esos intereses fueron recurrentes en la serie de encuentros entre Gutiérrez y la Embajada durante todo el periodo de Gobierno, pero se incrementó tras el pedido de juicio político y destitución por parte de la Izquierda Democrática y del Partido Social Cristiano: la estabilidad de su gobierno, la firma del ATPDA y del TLC, la firma de un acuerdo bilateral para proporcionar inmunidad al personal de la base de Manta conocido como el artículo 98 y que ya ha sido suscrito por algunos países, faltando Ecuador, entre otras naciones.
A ello se sumó la solución de los juicios contra empresas norteamericanas como OXY y Machala Power, que mantienen deudas pendientes con el Estado ecuatoriano
DE VUELTA A LA NORMALIDAD: EL PRESIDENTE SOBREVIVE OTRO DíA MáS
Con fecha 22 de octubre de 2004, la embajadora Kristie Kenney iniciaba su reporte a Washington titulando en su informe “De vuelta a la normalidad, el Presidente sobrevive otro día más”, refiriéndose con ello a los movimientos políticos que Gutiérrez alentaba al interior del Congreso para evitar el juicio político en su contra. Según la ex Embajadora, Gutiérrez habría estado “maniobrando” de acuerdo con informaciones que le proporcionaban cercanos colaboradores para “apaciguar a la oposición”.
El 5 de noviembre de 2004 los ex mandatarios León Febres-Cordero y Rodrigo Borja, a través de sus bancadas en el Congreso Nacional, obtuvieron los votos necesarios para solicitar el enjuiciamiento político de Gutiérrez, acusándolo de delitos contra la Seguridad del Estado y peculado, cargos por los cuales podía ser destituido, situación que era apoyada por líderes de otras tiendas políticas como Pachakutik y MPD.
La Embajada tenía reportes permanentes sobre la evolución de los acuerdos y desacuerdos, para ello contaba con “informantes” (o contactos) cercanos al ex presidente Gutiérrez, como el secretario de la Presidencia, Carlos Pólit, además de gente en el Congreso como Guillermo Landázuri, los hermanos Carlos y Luis Fernando Torres, miembros de las Cámaras empresariales, los sindicatos y representantes de la prensa.
En aparentes reuniones diplomáticas formales, la Embajada se abastecía de información y dejaba conocer las «preocupaciones», o mejor dicho cómo esto podía afectar los intereses de su Gobierno.
Durante la crisis entre el 2004 y el 2005, Gutiérrez había logrado sobrevivir a través de varias estrategias. La Embajadora lo reporta con lujo de detalles en un cable fechado el 22 de octubre. “Carlos Pólit dijo a la embajadora el 20 de octubre… que el entonces ministro de Gobierno, Raúl Baca, estaba involucrado recientemente en conversaciones secretas (por separado) con Febres-Cordero, el presidente del Congreso, Landázuri (ID), y el presidente de la Corte Suprema de Justicia, Hugo Quintana… Las conversaciones con Febres-Cordero y Landázuri produjo un acuerdo mediante el cual el Gobierno se comprometió a conseguir que los miembros de la familia Gutiérrez estuvieran fuera de la atención pública a cambio de que la ID y el PSC dieran marcha atrás en sus esfuerzos para generar una mayoría de las 2/3 partes en el Congreso a favor de un juicio político.
Los miembros de la familia, incluyendo a Renán Borbúa, primo del Presidente, odiado por Febres-Cordero, sería enviado al extranjero durante varios meses como embajador itinerante. A Napoleón Villa, el cuñado del Presidente, no se le dará una posición de Gobierno… ante el fracaso de su candidatura a prefecto de Pichincha”.
La Embajada fue informada el 27 de octubre sobre la orden dada por Febres-Cordero a los hermanos Luis Fernando Torres y Carlos Torres, del Partido Social Cristiano, “para empezar a presionar a otros bloques”. Pero en este juego de maniobras también habría entrado el ex vicepresidente de entonces, Alfredo Palacio. El reporte de la Embajadora señala: “En complicidad con el recién aliado vicepresidente Alfredo Palacio, LFC está ofreciendo espléndidos regalos a los congresistas… cuyos votos por el Sí son necesarios para remover al presidente en ejercicio” (In cahoots with newfound ally Vice President Alfredo Palacio, LFC is offering lavish gifts to independent and small party congressman, whose yes votes are needed to remove the sitting president.)
En el mismo reporte del 27 de octubre la Embajadora explica: “Gutiérrez y el PSP ya habían enviado grandes sumas (¿de dinero?) a su manera. LFC tendrá que pagar el doble para convencerlos y ponerlos de su lado”. (Gutiérrez and the PSP already had sent large sums their way; LFC likely would have to pay double to turn them.)
LAS NUMEROSAS CONVERSACIONES CON NEBOT Y LAPENTTI
El 29 de octubre de 2004, la Embajadora emite un nuevo informe codificado: 04QUITO2886 y titulado “Embassy Pushing Stability Message Hard”, es decir, “Presionando la estabilidad con un mensaje duro”, y dice: “Nuestros contactos privados son regulares y numerosos…. conversaciones en Guayaquil con el alcalde de Guayaquil, Jaime Nebot y el prefecto Nicolás Lapentti, de Guayas. Además de entrevistas del Cónsul en Guayaquil en medios de Machala y Manta, ratificando el interés de los EE.UU. para el financiamiento de proyectos en el Ecuador”. Dando a entender que dichos recursos podrían no ingresar al país si la situación continuaba, además de poner en juego otros recursos si no se suscribía el TLC, entre otros temas.
En base a los documentos entregados por el congresista socialcristiano Torres (no se aclara quién de los dos hermanos Luis Fernando o Carlos), la Embajada reporta los siguientes motivos que propiciaban el enjuiciamiento a Gutiérrez y posterior destitución, “PSC (25 firmas, más un independiente ex PRIAN): por malversación de fondos, por tomar de forma arbitraria los recursos y los bienes públicos a favor de los candidatos de su partido PSP; «ID (14 firmas): por malversación de fondos, por permitir que el Banco del Estado dé préstamos no reembolsables a las instituciones privadas… por el uso de los fondos públicos del Fondo de Solidaridad… por el abandono de sus responsabilidades para participar en la promoción de los candidatos de PSP, por la importación de carteles y propaganda electoral de México para la campaña presidencial de 2002, dando lugar a su elección fraudulenta; Pachakutik (8 firmas): por la violación de la seguridad nacional, por sugerir públicamente que las personas pueden «quemar los tribunales»; MPD (3 firmas): por «traición a la patria»… al favorecer los intereses de las empresas extranjeras que se benefician de yacimientos de petróleo en la producción… aprovechando los recursos del Estado para su uso personal y el abandono de sus responsabilidades para favorecer a su partido… que violan la seguridad nacional mediante la participación de Ecuador en el Plan Colombia…”.
Añade como comentario final que la Embajada puede emplear las herramientas para ayudar a prevenir que la nación vuelva a entrar en otro “self-inflicted, political death spiral auto (involucramiento y espiral de muerte política) y dice: “Caminamos por una fina línea, merodeando, al no ser invitados y nos involucrarnos en asuntos internos del Ecuador… sin embargo, una crisis política y la posibilidad real de un colapso económico hacen imposible la inacción”. (We walk a fine line between loitering by and uninvitedly involving ourselves in internal Ecuadorian matter and face criticism for either tack).
Era evidente el esfuerzo concertado entre la Embajada y el Gobierno de Lució Gutiérrez a efectos de revertir la suerte que corría su cabeza. Incluso preocupada por algunos rumores de la prensa en torno a que EE.UU. estaría reconsiderando su apoyo a Gutiérrez, la Embajadora se comunica inmediatamente vía telefónica con Gutiérrez para acordar su viaje a Nueva York y la probable visita de George Bush a Ecuador el 15 de enero del 2005. La llamada es filtrada a los medios por parte de la Presidencia y con ello se desvanecen las dudas sobre el apoyo de los EE.UU. como se evidencia en el extracto siguiente de la llamada.
“Gutiérrez agradeció al Embajador por el continuo apoyo, su consejo oportuno, y las comunicaciones francas y abiertas que los dos mantuvieron. él sabía que los medios se habían tomado libertades con las declaraciones de la Embajada, y sobre todo, quería evitar conflictos públicos, valoró su amistad con los Estados Unidos, afirmó el Presidente, que espera que crezca más fuerte durante el resto de su mandato…».
Mientras Gutiérrez se aferraba al apoyo de la Embajada, EE.UU. lo veía como la necesidad exclusiva de defender sus intereses conforme lo revela el comentario final de la Embajadora en su informe: “Una hora después de que la llamada terminó, los medios de comunicación se contactaron con nosotros para confirmar la conversación, porque la Presidencia había filtrado la noticia. Gutiérrez claramente sigue considerando que el apoyo de la Embajada es vital para la supervivencia de su administración, una creencia que esperamos emplear para promover los intereses de Estados Unidos.”