Acabo de leer un artículo de opinión en el diario El Universo que me llenó de curiosidad. No soy economista ni tengo nada que ver con el mundo de las finanzas, estadísticas, números etc. pero todavía me queda algo de sentido común e interés por las opiniones que se emiten en los medios de comunicación porque considero que estas serán luego las opiniones de muchas otras personas que en algún momento decidirán, o deciden ya, por el futuro de mi país, por el bienestar común.
Al parecer la dama que escribe este artículo conoce muy bien el tema. Se nota su solvencia al escribir. Por eso empecé aclarando que no soy un experto en el tema ni pretendo serlo. Mi posición es más bien de inquietud. Mi único afán es disipar la duda. Prefiero preguntar y quedar como ignorante un ratito, a ignorar toda la vida.
El que sabe, sabe y opina. Eso está muy bien. Es sustancial en una democracia tener la oportunidad de escuchar la opinión de los demás y dar la de uno, así que los invito cordialmente a opinar. Me gustaría escuchar diferentes puntos de vista. No sólo de los que saben, sino también de los que como yo, simplemente se dan cuenta.
El artículo empieza aclarándonos la diferencia entre capitalismo y consumismo. Excelente, es algo que deberíamos tener todos muy claro. Yo sinceramente, en mi ignorancia, pensaba que el consumismo se creaba a partir del capitalismo. Claro, en los años cincuenta después de la devastadora guerra mundial, la industria se preocupó muchísimo por desarrollar el lado de la producción de los bienes de consumo, el desarrollo tecnológico en los países industrializados, los que hoy llamamos «desarrollados», fue realmente decisivo para este desarrollo.
No se si actualmente pudiésemos decir que el problema de los países industrializados sea el desarrollo tecnológico o la producción de bienes de capital, como nos cuenta el artículo en mención, sino más bien en la comercialización de los productos. Hoy en día, con el desarrollo de la tecnología, me puedo imaginar que es mucho más fácil producir algo que venderlo. No creo que se hayan inventado el concepto de «obsolencia programada» y la publicidad así nomás.
Ya opinarán los que saben. Yo me limito a contarles nada más lo que yo veo, lo que percibo y no me lo invento.
Hace unas semanas estaba en un supermercado en México, país que tiene un tratado de libre comercio con los Estados Unidos y mucha apertura a la inversión extranjera. Cabe mencionar también que el mercado mexicano es gigante. Son un pocotón de gente, así que imagínense. Me llamaba la atención, y me recordaba al Ecuador de hace algunos años, la cantidad de productos importados que se ofrecían en las perchas. Me contaron que hasta las tortillas, que son como el arroz para nosotros, eran importadas de los Estados Unidos. El agua embotellada, muchísimos productos lácteos, enlatados y así. Yo me preguntaba ¿que pasará con la industria nacional mexicana? Me gustaría de verdad saber más sobre el asunto.
En los supermercados del Ecuador desde hace un par de años atrás se nota una diferencia. Y por favor corríjame si estoy equivocado, ¿quién sabe? A lo mejor estoy loco. La oferta en cuanto a diversidad de lácteos, cárnicos, enlatados, cereales, productos de limpieza etc. ha crecido. Le estoy hablando de la industria nacional. Dígame si no se ha dado cuenta que en los supermercados hay un montón de productos nacionales que antes no habían. Claro ya no hay los importados, o son mucho más caros, pero ahora hay los «made in Ecuador» y no están mal. Vienen empaquetaditos bien chévere, con la información necesaria etc. Se ve que hay industria, no son artesanías. Acuérdese de los supermercados en el 99, el 2000, o ¿me va a decir que no se ha dado cuenta?
Otra cosa mire los carritos de la gente. Mire a la gente. Me puede decir que estoy loco pero yo si me doy cuenta del cambio. No hace falta saber de economía o leer los indicadores económicos.
Claro que sería chévere producir más maquinarias que cebollas en el país. Pero hay que tener a los que saben pues de eso. Por eso es tan importante la inversión en ciencia y tecnología. Chévere, que se importe toda la maquinaria, que venga la industria extranjera, que se genere empleo que aquí lo que hay es manos y ganas de hacer las cosas. Que regresemos a la tercerización, a las condiciones laborales de antes, bajemos los salarios que eso sería un gran incentivo para la inversión extranjera. ¿Quiénes creen que van a venir a invertir al país? ¿Pa qué creen que vienen? ¿Qué hay de bueno aquí para una empresa? ¿Materia Prima? Seguiremos siendo un país basado en una economía extractivista entonces ¿O no?
¿Mano de obra barata? ¿más barata que en Asia? ¿Eso es lo que quiere para nuestra gente? ¿Qué nos exploten? ¿Inversiones golondrina? A ver, invirtamos en el Ecuador que está el chancho tirado que si no nos gusta sacamos el billete y ya.
Bueno, así llegamos a lo del impuesto a la salida de divisas. A mi me afecta directamente. Cada vez que meto la tarjeta del Banco Pichincha en otro país me clavan 5% de impuesto. Creo que implementaron la medida en el 2008 con menos del uno por ciento y ha crecido rapidísimo. Pero ¿sabe qué? Cada vez que me pongo a pensar en los miles de millones de dólares producidos en el Ecuador que se depositaban en cuentas en Miami alimentando la economía más grande del planeta, sacándolos de circulación en nuestro país donde podían estar invertidos en proyectos sostenibles para el desarrollo de nosotros mismos los «subdesarrollados», pago con gusto ese 5%. Que para las cantidades de dinero que yo manejo no es de verdad mucho.
Entonces de qué me habla. Con todo respeto le pido a la autora de este artículo de opinión que me aclare el panorama. Si no, que lo aclare el señor Presidente de la República que hasta Master sacó en este oficio y le toca tomar las decisiones que nos afectan y afectarán a algunas generaciones en el futuro. Aquí los que mandamos somos nosotros ¿o no? Entonces que nos expliquen, porque según lo que leo no está haciendo bien las cosas.
Es difícil esto de la economía. No se entiende así nomás. Hoy leía un par de frases interesantes de Jaques Fresco que también me dejaron pensando, se las comparto:
«En el cuerpo humano todos los órganos y las células reciben todo lo que necesitan. Si introduces el libre mercado al cuerpo humano y las células empiezan a pelearse entre ellas, a vivir a costa de otras a contaminarse, a crecer de manera infinita, a robar, a parasitar, a perpetuar escasez; Vivirás cuatro horas o menos. Por lo tanto, tenemos que vivir de forma muy similar al cuerpo humano».
Aquí el link del artículo al que se hace referencia en el diario El Universo :