En estos días, mucho se habla en la prensa acerca de quién es el candidato idóneo para sustituir al hoy Papa Emérito, Benedicto XVI. Desde los que claman porque es hora de un latinoamericano o africano, hasta quienes dicen que quien venga debe ser capaz de modernizar a la Iglesia Católica en estos tiempos en que parecería ser la única que va «contra corriente». Me gustaría contribuir con mi opinión, como católica.
El Papa y la nacionalidad
Desde que, en 1978, Juan Pablo II asumió el pontificado, prácticamente se echó abajo el mito y la costumbre de que los papas sean siempre italianos. A la par, el mundo ha experimentado una serie de cambios, fruto de las luchas por los derechos de las minorías que han logrado que mujeres lleguen al poder y un presidente negro a Estados Unidos, lo que décadas atrás, hubiese sido impensable. La opinión pública, entonces, cree que es el turno de la Iglesia. Se deduce que si se superó la barrera de la nacionalidad, pues lo lógico es que el siguiente paso sea superar la barrera de lo étnico o sociocultural, y darle paso a un representante de los pueblos del tercer mundo.
Pero la Iglesia no funciona así. Quienes creen que los criterios de la iglesia para elegir a un Papa son solamente la nacionalidad o la cultura, desconocen totalmente su dinámica.
Si bien un Papa latino o africano puede ser «apelante» para los fieles de esas regiones, por la cercanía en el idioma y cultura, la verdad es que los Cardenales no considerarán al sucesor de Pedro sólo como un líder cultural, sino como un líder de nuestra Fe: el Vicario de Cristo en la tierra. El criterio para elegirlo no es su país de origen, sino las cualidades que respondan a lo que necesita la Iglesia y el mundo en un tiempo determinado.
El candidato idóneo deberá transmitir la fe a sus fieles de cualquier nacionalidad; deberá ser capaz de encarnar el mensaje de Cristo en todas las culturas, con la ayuda de otros por supuesto; pero el mensaje de la Iglesia también es universal, los criterios básicos de fe, esperanza y caridad son los mismos para todos los seres humanos, independientemente de su cultura. Es tan simple como eso, sin embargo, no tan claro para algunos.
¿Cómo es la elección? Entrando en el Cónclave
Se ve mucho en la prensa secular una serie de conjeturas acerca de cómo es el Cónclave y la elección del nuevo Papa. Una persona en twitter comentaba el día de ayer: «Que diferencia entre lo que el mundo se imagina, y lo que pasa en el corazón del Cónclave», y adjuntaba una foto de los cardenales orando. Quizás es un poco decepcionante cuan poco sabe la prensa secular de los procesos para la elección y lo poco profundo que investigan al respecto. Lastimosamente hay un contraste muy grande entre la información que da esa prensa y la prensa católica, que tiene constantes programas de reflexión y sobre todo información completa para sus fieles.
Creo que es importante precisar que la Iglesia no se maneja políticamente como un congreso por ejemplo. No hay partidos, conversaciones o pactos previos para poner a tal o cual persona. No hay «negociaciones» por el poder. Lo que se vive en las reuniones previas al Cónclave, que se denominan Congregaciones Generales, es una profunda reflexión en oración constante y en presencia del Espíritu Santo.
Hay un componente sobrenatural en esta elección que va más allá de cualquier negociación de los hombres. Y en este ambiente, los cardenales se reúnen para analizar la realidad de la Iglesia y el mundo: Se discuten temas como el diálogo interreligioso, los desafíos de la Iglesia en Medio Oriente (donde sin duda sus fieles son perseguidos por los musulmanes), el papel de la mujer en la Iglesia, la transmisión del mensaje de Cristo en este mundo moderno, y por supuesto los problemas de abusos por parte de sacerdotes y otros temas adicionales. Se reflexiona acerca del perfil que debe tener este futuro Pontífice para poder liderar efectivamente a los católicos, pero sobre todo para transmitir efectivamente el mensaje de Cristo en todos estos contextos.
Luego, viene la Misa Solemne Pro Eligendo, luego el Cónclave propiamente, las votaciones y el anuncio del nuevo Papa («HabemusPapam»). (Ver imagen adjunta)
Más allá de la elección
El reto de los católicos hoy en día es colocara la Iglesia en nuestro tiempo, pero sin alterar sus fundamentos, y continuar transmitiendo efectivamente el mensaje de Cristo. Pero también es no sacrificar nuestros fundamentos por «encajar» o «ganar seguidores», al contrario de lo que muchos piensan, la Iglesia Católica no está en una competencia con otras denominaciones cristianas para que no nos «quiten fieles».
Francamente, esa imagen que muchos medios pintan de los sacerdotes como los «desesperados» por no perder fieles, me parece un poco sacada de la realidad. Lo digo como católica practicante y cercana a sacerdotes y parroquias. En mi experiencia personal, los sacerdotes buscan fervientemente transmitir la verdad de Cristo, y los frutos de esa búsqueda, se los dejan a Dios, porque el ser humano es libre o no de acoger y hacer vida lo que escucha. Algunos escucharán y otros no. Hablando desde mis vivencias puedo decir que muchas personas se convierten también al catolicismo, porque encuentran en él las respuestas que buscaban.
El reto es hacerle frente sinceramente a los grandes problemas actuales, y para hacerlo efectivamente, cualquier análisis debe comenzar por el problema individual del cada ser humano, componente de la Iglesia y de la sociedad.
Por lo pronto sabemos ya que el Cónclave será hoy, 12 de Marzo, y luego sabremos quién será el nuevo Papa. Esperemos, sólo el tiempo nos dará respuestas.
La Infografía explicativa sobre el modo en que se elige el Papa fue obtenida de «Aciprensa».