Me llamó y llama la atención la obra de Jeremy Rifkin»La Civilización Empática». Sin conocer nada sobre el autor, leí su escrito con ávida curiosidad y las siguientes palabras son citas, además de observaciones y opiniones personales.
El termino empatía deriva de la palabra alemana Einfühlung, acuñada por Robert Vischer en 1872 empleada en la estética alemana.
«Einfühlung se refiere a cómo proyecta el observador su sensibilidad en un objeto de adoración o contemplación. Es una forma de intentar comprender cómo se llega a apreciar y disfrutar una obra de arte»
«Flandes, 24 de diciembre de 1914. La tarde llegaba a su fin. La Primera guerra mundial de la historia entraba en su quinto mes. Millones de soldados se apiñan agazapados en la red de trincheras que cruzaban la campiña europea. En muchos lugares, los ejércitos enemigos estaban atrincherados uno frente a otro, a un tiro de piedra. Las condiciones eran infernales. El aire glacial del invierno entumecía los cuerpos, Las trincheras estaban anegadas. Los soldados compartían su cobijo con ratas y otras alimañas. Por falta de letrinas adecuadas, el hedor de excrementos humanos lo impregnaba todo. Los hombres dormían de pie para evitar la porquería y el fango. Los soldados muertos yacían en la tierra de nadie que separaba las dos fuerzas, pudriéndose a unos metros de sus camaradas vivos, que no podían ir a por ellos para darles sepultura.
Cuando aquella noche caía sobre los campos de batalla, sucedió algo extraordinario. Los soldados alemanes empezaron a prender velas en miles de pequeños árboles de Navidad enviados al frente para elevar su moral. Luego comenzaron a cantar villancicos… luego un torrente de canciones… Los ingleses respondieron con aplausos al principio con cierto reparo, luego con entusiasmo. También ellos empezaron a cantar villancicos a sus enemigos alemanes, que respondieron aplaudiendo con el mismo fervor.
Varios hombres de los dos bandos salieron a gatas de las trincheras y empezaron a cruzar a pie la tierra de nadie para encontrarse, pronto les siguieron centenares… miles de hombres salían de la trincheras. Se daban la mano, compartían cigarrillos y dulces, y se enseñaban fotos de sus familias… «
Examinando lo que nos dice Rifkin sobre la empatía en la humanidad y la influencia que ésta puede tener sobre nuestra civilización, en nuestro desarrollo y hacia un destino en conjunto y en convergencia, pienso en muchos extremistas dogmáticos que ven un ideal de nobles intenciones de cualquier índole, de cualquier cultura, como suyo y absoluto, cegándose así y manteniendo a distancia el panorama completo, tan diverso como es. Un líder maniqueo es tan peligroso como un pueblo rico que come y no se alimenta.
«La Empatía viene de un concepto desarrollado de la propia identidad sin esto la expresión empática sería imposible»
¿Es un relato alentador? El hecho es que a lo largo de la historia cada civilización más compleja consume energía y aumenta la velocidad, el flujo y la densidad del intercambio social y crea más relaciones entre las personas, sean éstas por medio del computador o mediante la interacción humana tan diversa y rica en cultura como es, tanto individual como de grupos, siempre que el intercambio sea sano y observante del derecho humano básico, es posible vivir en paz con las obligaciones que tenemos.
Debemos tomar en cuenta que nada se cambia con un chasquido de dedos, toma tiempo y esfuerzo consciente de cada humano para pensar en yo y en nosotros. Esta convergencia tendrá que ser el escenario en una globalización acelerada sin prescindir de lo que ya sabemos –con frutas haz jugo– y hacer bien lo que no sabemos, respetar el derecho de los demás.
Las civilizaciones más avanzadas en el campo cultural y tecnológico han unido a los pueblos más dispersos, han hecho crecer la sensibilidad empática y han expandido la conciencia humana. Un hábitat humano exige un consumo mayor de energía y la responsabilidad recae tanto en todos nuestros líderes como también en cada ser con facilidad de aprovechar estos recursos y ser un ejemplo, un guía sin el fútil deseo de cambiar a sus semejantes. Convergencia tan frágil que se doblega en cualquier contratiempo individual y colectivo. ¡Pero sólo se doblega!, la valentía está en no caer en ese círculo que atrapa y siempre luchar cuando hay una injusticia que a muchos abarca. ¿Cómo?, es una elección individual y libre, un pleno derecho del hombre.
Es bueno tener en cuenta que generaciones atrás nuestros antepasados no tendían a pensar terapéuticamente para examinar sus pensamientos y sentimientos y cómo influyen éstos en nuestras relaciones y experiencias con los demás y en el sentido de identidad personal.
Pienso que pensar empáticamente en nuestro tiempo es una válida herramienta para coexistir y crear poco a poco una civilización global justa.