Estaba sumergido en mis pensamientos cuando me preguntaron -¿en qué piensas? – en ti – contesté, que era lo primero que se me ocurrió y además la verdad más corta.
¡Me tildaron de galán de barrio! Bien hecho por bajar la guardia. Al principio me sorprendí un chance porque me agarró fuera de base, pero después me causaba mucha gracia.
Algo de verdad había en el asunto. En este caso no había dicho ni pensado nada malo, mi intención estaba muy lejos del cortejo o la galantería, al menos conscientemente, pero sabía que el barrio había contribuído mucho a mi formación y a mi carácter.
Me acordaba de un panita que pasaba todas las tardes sentado sobre una jaba vacía de cola afuera del depósito en la calle principal. Me gustaba escucharlo porque siempre tenía historias de toda índole y las contaba con el único fin de entretenerte, de crear emociones. Utilizaba los diminutivos y superlativos con destreza. Las onomatopeyas venían siempre en el momento justo. Tenía recetas y antídotos para todo en la vida. Cuando hablaba, utilizaba mucho la dinámica de su voz para condimentar la historia. Eso sí, nunca utilizaba sus manos para hablar, ni te miraba a los ojos. Sus ojos siempre estaban en la calle, en los «culitos», como él los llamaba, en la jugada.
– Mamasota esa boquita que usted tiene, venga la invito a tomarse una colita para que haga piquito – Mientras la presa se alejaba mostrando indiferencia, mi interlocutor no le quitaba los ojos de encima y seguía hablando para sí mismo en voz bajita cosas que no se entendían por un par de segundos. Luego terminaba la frase peinándose el bigote moviendo en corto la cabeza mientras decía – todito, todito, todito.
Un buen día se me ocurrió preguntarle – «¿Si te ha salido alguna jeba de este quehacer tuyo de las tardes?»
– Je je, no flaco, esto es por deporte namá. Para estar aguantando sol aquí solito parado como el huevo mejor me pongo a ejercitar la lengua…
Uno nunnnca se puede quedar quieto. El que se queda quieto pierde. En su casa usté se puede quedar quieto, maquinando alguna movida, pero en la calle usted tiene que estar siempre en la jugada.
Yo salgo más o menos a esta hora porque ya les tengo cogido el patín a unas manes que salen ya mismo del colegio. Por aquí también sabe pasar la man de la farmacia. Ella sabe que yo paro aquí, por eso se da el vueltón para que yo la coquetée.
– la conversación se veía interrumpida varias veces por el paso de alguna transeúnte para la que el galán tenía siempre un piropo nuevo y original de su largo repertorio.
– Las peladas aquí y ahorita no te van a regresar ni a ver. Hay unas que hasta te tuercen la boca, pero eso a mi ni me va ni me viene, porque yo sé que esa misma que se hace la estrecha ahorita, después cuando la coja sola por ahí, afloja… El dato es tirar la caña, si no pican, que no piquen, pero usted aprende a tirar la caña. Y bueno, uno nunca sabe, de repente por ahí te sale una loca. Yo por eso siempre salgo bañadito por si hay que repartir bolsa. Mientras tanto estoy aquí es analizando la jugada. Uno siempre tiene que primero analizar la jugada. Una pelada nunca te va a confesar nada, la man lo que te va a soltar es el mismo casé de «la dura». Ahora, tampoco vas a creer en el jijijí jajajá, eso también es casé. La jeba que quiere algo te lo dice todo con el cuerpo, las morisquetas, la mirada, hasta con el silencio. Usté lo que tiene que estar es atento a la jugada. La mira con interés pero no le pone la cara de lobo, tampoco se me va a hacer él que no la mira, eso sólo lo hacen los serranos. La mujer de aquí tiene que saber que usté la mira sin ponerla nerviosa ¿no ve que a ella le gusta sentirse linda? Cuando la man le bote una señal entonces usté PRAC!! Le suelta un piropo elegante o le hace alguna gracia para que ella sepa que usté está cactando el mensaje. De ese piropo al manoseo usted se queda caballero, siempre en voz baja. Ya cuando la tiene apercoyada ahí si declárese tarzán si quiere.
Vea varón, escúcheme bien y hágame caso. La mujer perdona al hombre audaz mas no al hombre cojudo. Eso se lo doy firmado.
– Ahí está la vaina!! Parece que dí con la raíz de mis problemas. Yo creo que esa es la frase que anda por ahí escondida en mi subconsciente y me tiene estrellándome a cada rato… Pues seguiré estrellándome, porque si hay algo claro es que hay que estar en la jugada.