El cierre de la Revista Vanguardia revela las diferencias entre las posturas de la antigua redacción y Francisco Vivanco, dueño del medio y también de Diario La Hora.
El argumento para justificar el cierre de Vanguardia, según Vivanco, fue la entrada en vigencia de la Ley Orgánica de Comunicación. Esa misma semana los integrantes de la redacción hicieron pública su postura sobre el cierre a través de las redes sociales, alegando que ellos no temen a dicha ley, abriendo la puerta a otras posibilidades.
El ex-director de Vanguardia, Juan Carlos Calderón, afirmó en una entrevista realizada por José María León que «El pretexto de la ley es una falacia. He sido de los primeros denunciantes de algunos artículos de la ley, creo que hay unos artículos peligrosísimos para el ejercicio, hay una discrecionalidad, etcétera, sí, pero eso no significa que yo tenga que salir corriendo».
Los ex-redactores pusieron en discusión los distintos problemas económicos que venía afrontando la empresa. La redacción reconoció la existencia de problemas económicos de la empresa desde hace algún tiempo, sin embargo, esta teoría ha sido descartada en reiteradas ocasiones por Vivanco.
Diego Oquendo fue el primero en entrevistar a Vivanco por petición propia, ésta intervención tuvo lugar en el programa Buenos Días de Radio Visión. Entre los males que ubicó Vivanco para la co-existencia de Vanguardia con la ley de comunicación actual están las sanciones a los órganos administrativos del medio. Según Vivanco, esto representaba un peligro para él ya que en el caso de Vanguardia, hasta la última publicación que se hizo de manera digital, las decisiones las tomaba su director, Calderón.
De la misma manera descartó que haya una crisis asegurando que todos los inconvenientes que se presentaron al medio con el Servicio de Rentas Internas (SRI) fueron resueltos por la empresa y que a los empleados nunca se les dejó de pagar su sueldo.
Calderón en algunas entrevistas habló de los distintos intentos de Vivanco por manipular los contenidos a publicar, los cuales, según reconoció Vivanco en entrevista con Oquendo, estaban vinculados al rechazo de la ley de comunicación. Para Calderón eso era «lloriquear» por un proceso que además se veía venir con la conformación de la nueva Asamblea con mayoría oficialista.
Vivanco considera como antecedentes riesgosos para continuar con el negocio de Vanguardia: dos incautaciones por deudas con el SRI en los que el medio tuvo que reponer los equipos para continuar con su labor, y la demanda a Juan Carlos Calderón por la publicación del libro Gran Hermano.
Por su parte, la redacción desempleada de Vanguardia planea fundar una nueva revista para continuar funcionando con la aparente independencia que lo hacía en materia editorial.
Con todo lo expuesto, es posible que entre los principales riesgos de Vanguardia y la decisión de Vivanco haya constado la obligación que publicar el tiraje de las ediciones en las portadas. Estos valores venían cayendo desde hace algunos años y según el blog revvanguardia dentro del kit promocional que se ofertaba entre los auspiciantes los datos de circulación eran ficticios.
La redacción de Vanguardia cambiará de nombre mientras Vivanco se queda con Diario La Hora que desde sus editoriales ha posesionado el discurso en contra de la ley de comunicación, como lo pedía a Calderón el mismo dueño. Este mensaje sería leído por alrededor de 12,807 personas a nivel nacional, el 3% de los lectores que tiene el diario más leído a nivel nacional.
Semanas después de lo dicho, los representantes administrativos de Vanguardia, Francisco Vivanco y Sol Izquierdo, presidente y vicepresidente de Vanguardia, dieron a conocer a través de un comunicado que entablarán un juicio en contra de Juan Carlos Calderón y Jean Cano, para que demuestren la «veracidad de sus acusaciones».
Al parecer, la historia continúa.